Él dejó escapar un gemido que sonó como una caricia y sus dedos se adentraron en ella, encontrando calidez así ardiente y humedad, centrándose en el botón rosa, en el pico que la hacía enloquecer. Sus dedos recorrieron los labios hinchados de su sexo, moviéndose suavemente a lo largo de ellos. Luego, retiró la mano de entre sus piernas y la tomó en sus brazos como si estuviera a punto de levantarla del sofá, pero en lugar de eso, la sostuvo firmemente y a la vez con suavidad.Luego, movió la cabeza y besó su hombro, la delicada curva de sus montículos turgentes y el nudo duro de su cuello.Ella le rogó con voz ronca que la llevara a la cama. Mordió suavemente su oreja y la lamió, provocándolo—. Llévame…Brake se sacudió y la apartó de él, levantándose del sofá y dándole la espalda. Se sentó en el suelo, apoyando los brazos en las rodillas y la cabeza entre ellas, jadeando.—No puedo —murmuró—. No esta noche, Harper.Ella estaba tan embriagada por el deseo que pensó que había escuchado
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