Capítulo 37. Una tragedia.
Kaire reconoció la voz del hombre, la había escuchado antes en la casa de su padre, estaba segura de que era uno de los guardias de seguridad, por un momento estuvo tratando de recordar su nombre hasta que por fin lo logró. “Se llama Loretto”, pensó, aunque no entendía por qué la había secuestrado. Se quedó tranquila en completo silencio, aunque sin poder evitar estar asustada, sin poder contener los sollozos, no quería que terminaran metiéndola en un closet, porque poco le gustaban los lugares cerrados y la oscuridad y estar donde coincidieran dos cosas que no le gustaban, le causaba un profundo temor. —Así está mejor mocosa, más te vale que me hagas caso, voy a soltarte, pero si vuelves a portarte mal, nadie podrá salvarte —expresó mirándola con molestia, al mismo tiempo que la liberaba y la dejaba sentada en la silla. La niña montó los pies en el asiento, se abrazó, a sí misma y cerró los ojos apretándolos con fuerza. “¿Será posible que le importe a alguien?, seguro mi papá va
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