GIANNA Hoy era el día más feliz de mi vida. La gente siempre dice que el día más feliz de tu vida es cuando nace tu hijo, y sí, recordaba ese momento con cariño, pero hoy, ahora, aquí, no podía evitar pensar que tenía todo lo que siempre quise. Un esposo que me amaba y al que amaba muchísimo; un hijo que era el centro de nuestro mundo, a mi abuela, amigos y familia nuevos, paz y reconciliación… la calma que siempre quise luego de una terrible tormenta que se extendió por mucho tiempo. Abigail y Gianna siempre fueron una sola persona, por eso era quien era yo ahora y lo amaba. En estos dieciocho meses pasaron tantas cosas, tantos problemas que se fueron solucionando, tantos escándalos que llegaron a buen puerto, solo al lugar al que debían ir, e incluso conversaciones, sinceridades como nunca antes existieron. Por eso ahora era capaz de sonreírle a Melania Kuir, porque no la odiaba, porque, a pesar de que su egoísmo inició un camino tortuoso para mí, ella no era una mujer tan irrefl
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