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Todos los capítulos de El infierno de la mafia: Capítulo 21 - Capítulo 30
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Déjame dormir
El regreso a la casa fue silencioso, ni Egan ni Katya volvieron a hablarse en el camino para nada más que fuera algo referente al camino. Cuando se bajaron del auto, Katya temió que la volverían a llevar hasta el calabozo subterráneo de Egan, pero cuando él le pidió que la siguiera de nuevo hacia la casa ella sintió un enorme alivio en su interior. Cuando Katya entró en la casa y Lana la vio, ella pareció sentir también el mismo alivio al verla viva. Aquello intrigó a Katya pero no hizo preguntas cuando Egan le pidió a la mucama que la guiara hasta la habitación donde ella había estado antes para que se refrescara y descansara. Katya agradeció internamente finalmente poder descansar algo en tanto tiempo, pero una duda llegó a su cabeza al mismo tiempo.– Egan –murmuró Katya, cuando él se giró para verla antes de desaparecer nuevamente en su oficina, ella recordó el relato que le había dado en el auto. Él era solo un niño que había perdido a sus padres y le había tocado salir a trabaja
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Un desayuno para dos
Egan, por su parte, había dormido apenas unos minutos antes de sentir a Katya ablandarse en su agarre. La escuchó roncar suavemente un momento después y él tuvo que contener una risa. Ella y su madre compartían muchas características físicas, si Egan creyera en eso podría decir que una es la obvia reencarnación de la otra. Pero ahora le sorprendía el hecho de que también compartían el mismo temperamento terrible y la inteligencia sobrehumana. Egan no podía decir que amaba a Katya, llegó a amar (y amaba aún) a su madre, pero Katya era una persona que había que quererla mucho para soportarla.Y él estaba aprendiendo a soportarla lentamente.Él se inclinó sobre el cabello rubio de Katya y le dejó un suave besos entre sus hebras. Katya murmuró algo incomprensible entre sueños, arrugando su rostro en medio de un gemido. Egan la tranquilizó acariciando muy suavemente su rostro y permitió que ella volviera a acomodarse entre sus brazos hasta que estuviese cómoda. Cuando lo hizo, Katya consig
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La nueva clínica
Después de lo que fueron probablemente la hora y media de protestas y peleas más acalorada entre los dos en las últimas 48 horas, finalmente Katya estaba en camino hacia su clínica, acompañada por un Egan que no hacía más que atender llamadas en su manos libres. Mientras tanto, Boris conducía y Francesca iba en el asiento del copiloto, pendiente a todo lo que el otro guardaespaldas le decía sobre cómo cuidarían de Katya. Obviamente, aquello no le gustaba en absolutamente ningún aspecto a la mencionada, pero no quería iniciar otra pelea con Egan por algo que él ya le había advertido que sucedería. El punto es que Boris efectivamente le había traído toda su ropa, diciéndole a Ivan que ella había conseguido su propia casa dónde quedarse como excusa ante su ausencia. Aquello último, cabe destacar, no fue idea de nadie más que de Egan. Él también le había dado un celular nuevo a Katya, uno que lucía altamente costoso y novedoso, y uno donde solamente estaba el número de Egan y el de la mad
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Aléjate de mi esposa
Cuando Katya se fue, Egan soltó el teléfono y se encaminó con zancadas decididas hacia el mostrador, donde Ivan estaba sentado cómodamente. Él no lo golpearía, con el cabestrillo no es como que pudiese, pero se había prometido a sí mismo que no haría nada para estresar más de lo que ya estaba a Katya.– ¿Qué crees que haces aquí, Ivashkov?Ivan lució sorprendido.– ¿Ya te sabes mi apellido?, no puedo creer que en serio me investigaste. Te debes sentir muy intimidado para averiguar quién soy. Quizás solamente querías saber qué relación tengo con Katya.Egan sintió la rabia efervecer en él, tuvo que apretar sus puños para evitar hacer algo de lo que pudiese arrepentirse.– Acabo de terminar la llamada con mi investigador privado. –Egan se jactó, Ivan rio de la impresión.– Y no encontraste nada, ¡qué sorpresa debió ser para ti!– No me interesa si eres un maldito ángel del cielo, no te quiero cerca de mi esposa –a Ivan se le fue el color del rostro. A Egan le fascinó ver aquella reacció
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Una extraña llamada
Katya entrevistó a algunos doctores y demás enfermeros ese día. La mayoría eran de esa región de Italia y por ende no había problema con que empezaran a trabajar pronto. Sin embargo, cuando empezaron a llegar los que ella había citado que venían del extranjero, algunos cuyas lenguas ni siquiera entendía, los nervios empezaron a hacer estragos en las manos de Katya. Ella estaba recostada en la pared junto al dispensador de agua, el vaso de papel temblaba sobre su mano, incapaz de llevárselo a la boca. Ella nunca había tenido antes un ataque de pánico, pero estaba bastante segura de que aquello era el inicio de uno.¿Por qué se había metido en eso? ¿En qué momento pasó a ser responsable de una clínica entera de doctores, enfermeros y cirujanos con muchísimos más años de experiencia que ella?Egan, que justamente estaba saliendo del baño en ese momento, se sorprendió al encontrarla con los ojos cerrados y la cabeza contra la pared. Él quiso saber algo que pudiese tranquilizarla definitiv
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Está hecho
Katya estaba terminando de guardar sus cosas en su maletín. Ya le había informado a Egan que estaba a punto de cerrar la clínica, mañana debían entrevistar a muchas otras personas y ella quería recuperar energías. No había hablado lo suficiente con Ivan como para anunciarle también a él que ya se iría, así como tampoco le había preguntado dónde se estaba quedando. Pero, la verdad, estaba evitando esa conversación tanto como podía. Ella no podría darle alojamiento a Ivan en casa de Egan, le parecía un abuso siquiera preguntarle. Además, cabía destacar, que Egan no aceptaría ni de broma.Katya tomó su maletín cuando sintió a Egan acercarse, pero cuando subió su mirada y vio que era Ivan entrando a la clínica, con el teléfono en la oreja y hablando a través de susurros.Pero Katya fue capaz de atrapar algo de la conversación.–...necesito pensármelo bien, no estamos hablando de tocar un timbre y salir corriendo...Katya frunció el ceño, sin comprender la situación. Era solamente otro de
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El portaretrato
Eso significa solo dos cosas, llegó Egan a la conclusión: o alguien más le había contado a Elián sobre Katya de tal forma que hasta le pudo dar lujos de detalles sobre su apariencia física, o Elián la había visto con sus propios ojos. Egan no lograba imaginarse cuál de las dos opciones le caía peor, pero no podía encarar o enojarse con su tío. Primero debía investigar cómo él había logrado ver a Katya incluso bajo todas las protecciones que Egan le había puesto, o, al contrario, quién fue el soplón que le habló sobre ella a espaldas de Egan.Y él se aseguraría de hacer pagar con mucho gusto aquel acto de traición.– Puede que sea cierto, que no conozca tanto a Katya cómo para asegurarnos un matrimonio convencional. Pero te aseguro, tío, que ella es la mujer ideal para mí.Elián parpadeó, incrédulo.– Sabes que nunca estaré de acuerdo con su matrimonio, digas lo que me digas, Egan. Tu padre tampoco estaría feliz con esto. Estoy muy seguro en mi interior que si mi hermano siguiera vivo,
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El deseo de Egan
Katya sintió su corazón caerse ante sus pies y su sangre helarse. El miedo hizo su cuerpo empezar a temblar y sus alertas se dispararon. Egan era peor de lo que ella creía; debía huir de ahí cuanto antes.Egan notó que ella ya no lo seguía por el pasillo, por lo que se detuvo para observar lo mismo que ella miraba. La bonita fotografía de la mujer rubia y pecosa removió los sentimientos de Egan, haciendo que su nostalgia lo llevaran a mirar a Katya en busca de consuelo.– Es hermosa, ¿no crees? –Katya no respondió ante la pregunta de Egan, en realidad parecía ponerse más tensa cada vez. Egan no lo podía creer: Katya estaba celosa–. Es mi madre. Murió hace quince años, le dispararon en la cabeza. Ni siquiera se habrá enterado qué la mató.Katya frunció su ceño, ¿entonces no era ella la mujer de la foto, sino que era su madre? Katya recordó la conversación en el auto un día antes; el rostro acongojado de Egan.– ¿Quién fue?El puño de Egan se apretó tan fuertemente que Katya temió que s
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Hermosa mujer
Katya sintió sus piernas y brazos empezar a temblar, sus manos estaban apoyadas sobre los duros y bien tonificados brazos de Egan, mientras sus caderas descansaban sobre la estrecha cintura de él. Era probablemente la ocasión en la que ella había estado tan cerca físicamente de Egan, y que además estuviese fuera de un contexto médico o de salud. Asimismo, también era la primera vez que ella sintió que una mirada era capaz de derretirla y hacer que sus bragas se mojaran. Aquello último la fastidió terriblemente.Egan deslizó su mano sobre el hombro y hasta el cuello de Katya, enredando sus dedos con tanta facilidad en las hebras de cabello que estaban en su nuca. Apretó y tiró del cabello de Katya hasta hacer que ella se arqueara y se quedara sin aliento con un jadeo. Katya luchaba contra la propia voluntad de su cuerpo por recuperar el control y levantarse, pero ella estaba tan asombrada por la situación que ni siquiera podía recordar muy bien como respirar.Cuando el agarre que tenía
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Simples preguntas
– ¿Qué opina, doctora Koslov?, ¿necesito una consulta?Katya se apartó de un arrebato de su cercanía, pero terminó quedando frente a Egan, acorralada contra la cocina. Sin posibilidades de moverse pues el enorme cuerpo de él la rodeaba por todos lados, a escasos centímetros de chocar pecho contra pecho.– No –declaró en tono seco Katya, lo que Egan aceptó como que aquel momento entre ellos había finalizado. Él se encogió de hombros y se apartó dos pasos de ella, aunque al final él decidió sentarse en la isla y observala desde allí. Katya pudo aliviarse al verlo alejarse y por un instante dejó de estar tan tensa–. Y te agradecería que no tocaras mis cosas: mi ropa, computadora, teléfono... Ya tenemos un contrato, ya lo firmé, ya estoy viviendo en tu casa. Eso debería ser suficiente para ti.Egan la miró por unos severos segundos mientras Katya volvía a su labor de cocinar antes de que se quemara el panqueque.– Me parece correcto, pero honestamente sabes que no puedo darte tantas liber
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