Katya entrevistó a algunos doctores y demás enfermeros ese día. La mayoría eran de esa región de Italia y por ende no había problema con que empezaran a trabajar pronto. Sin embargo, cuando empezaron a llegar los que ella había citado que venían del extranjero, algunos cuyas lenguas ni siquiera entendía, los nervios empezaron a hacer estragos en las manos de Katya. Ella estaba recostada en la pared junto al dispensador de agua, el vaso de papel temblaba sobre su mano, incapaz de llevárselo a la boca. Ella nunca había tenido antes un ataque de pánico, pero estaba bastante segura de que aquello era el inicio de uno.¿Por qué se había metido en eso? ¿En qué momento pasó a ser responsable de una clínica entera de doctores, enfermeros y cirujanos con muchísimos más años de experiencia que ella?Egan, que justamente estaba saliendo del baño en ese momento, se sorprendió al encontrarla con los ojos cerrados y la cabeza contra la pared. Él quiso saber algo que pudiese tranquilizarla definitiv
Katya estaba terminando de guardar sus cosas en su maletín. Ya le había informado a Egan que estaba a punto de cerrar la clínica, mañana debían entrevistar a muchas otras personas y ella quería recuperar energías. No había hablado lo suficiente con Ivan como para anunciarle también a él que ya se iría, así como tampoco le había preguntado dónde se estaba quedando. Pero, la verdad, estaba evitando esa conversación tanto como podía. Ella no podría darle alojamiento a Ivan en casa de Egan, le parecía un abuso siquiera preguntarle. Además, cabía destacar, que Egan no aceptaría ni de broma.Katya tomó su maletín cuando sintió a Egan acercarse, pero cuando subió su mirada y vio que era Ivan entrando a la clínica, con el teléfono en la oreja y hablando a través de susurros.Pero Katya fue capaz de atrapar algo de la conversación.–...necesito pensármelo bien, no estamos hablando de tocar un timbre y salir corriendo...Katya frunció el ceño, sin comprender la situación. Era solamente otro de
Eso significa solo dos cosas, llegó Egan a la conclusión: o alguien más le había contado a Elián sobre Katya de tal forma que hasta le pudo dar lujos de detalles sobre su apariencia física, o Elián la había visto con sus propios ojos. Egan no lograba imaginarse cuál de las dos opciones le caía peor, pero no podía encarar o enojarse con su tío. Primero debía investigar cómo él había logrado ver a Katya incluso bajo todas las protecciones que Egan le había puesto, o, al contrario, quién fue el soplón que le habló sobre ella a espaldas de Egan.Y él se aseguraría de hacer pagar con mucho gusto aquel acto de traición.– Puede que sea cierto, que no conozca tanto a Katya cómo para asegurarnos un matrimonio convencional. Pero te aseguro, tío, que ella es la mujer ideal para mí.Elián parpadeó, incrédulo.– Sabes que nunca estaré de acuerdo con su matrimonio, digas lo que me digas, Egan. Tu padre tampoco estaría feliz con esto. Estoy muy seguro en mi interior que si mi hermano siguiera vivo,
Katya sintió su corazón caerse ante sus pies y su sangre helarse. El miedo hizo su cuerpo empezar a temblar y sus alertas se dispararon. Egan era peor de lo que ella creía; debía huir de ahí cuanto antes.Egan notó que ella ya no lo seguía por el pasillo, por lo que se detuvo para observar lo mismo que ella miraba. La bonita fotografía de la mujer rubia y pecosa removió los sentimientos de Egan, haciendo que su nostalgia lo llevaran a mirar a Katya en busca de consuelo.– Es hermosa, ¿no crees? –Katya no respondió ante la pregunta de Egan, en realidad parecía ponerse más tensa cada vez. Egan no lo podía creer: Katya estaba celosa–. Es mi madre. Murió hace quince años, le dispararon en la cabeza. Ni siquiera se habrá enterado qué la mató.Katya frunció su ceño, ¿entonces no era ella la mujer de la foto, sino que era su madre? Katya recordó la conversación en el auto un día antes; el rostro acongojado de Egan.– ¿Quién fue?El puño de Egan se apretó tan fuertemente que Katya temió que s
Katya sintió sus piernas y brazos empezar a temblar, sus manos estaban apoyadas sobre los duros y bien tonificados brazos de Egan, mientras sus caderas descansaban sobre la estrecha cintura de él. Era probablemente la ocasión en la que ella había estado tan cerca físicamente de Egan, y que además estuviese fuera de un contexto médico o de salud. Asimismo, también era la primera vez que ella sintió que una mirada era capaz de derretirla y hacer que sus bragas se mojaran. Aquello último la fastidió terriblemente.Egan deslizó su mano sobre el hombro y hasta el cuello de Katya, enredando sus dedos con tanta facilidad en las hebras de cabello que estaban en su nuca. Apretó y tiró del cabello de Katya hasta hacer que ella se arqueara y se quedara sin aliento con un jadeo. Katya luchaba contra la propia voluntad de su cuerpo por recuperar el control y levantarse, pero ella estaba tan asombrada por la situación que ni siquiera podía recordar muy bien como respirar.Cuando el agarre que tenía
– ¿Qué opina, doctora Koslov?, ¿necesito una consulta?Katya se apartó de un arrebato de su cercanía, pero terminó quedando frente a Egan, acorralada contra la cocina. Sin posibilidades de moverse pues el enorme cuerpo de él la rodeaba por todos lados, a escasos centímetros de chocar pecho contra pecho.– No –declaró en tono seco Katya, lo que Egan aceptó como que aquel momento entre ellos había finalizado. Él se encogió de hombros y se apartó dos pasos de ella, aunque al final él decidió sentarse en la isla y observala desde allí. Katya pudo aliviarse al verlo alejarse y por un instante dejó de estar tan tensa–. Y te agradecería que no tocaras mis cosas: mi ropa, computadora, teléfono... Ya tenemos un contrato, ya lo firmé, ya estoy viviendo en tu casa. Eso debería ser suficiente para ti.Egan la miró por unos severos segundos mientras Katya volvía a su labor de cocinar antes de que se quemara el panqueque.– Me parece correcto, pero honestamente sabes que no puedo darte tantas liber
Después de la incómoda y tensa cena, Katya solamente deseó irse a la habitación y dormir. Había sido un día estresante: entre su nuevo trabajo y Egan "El Torturador" Caruso, que andaba cada día más extraño, habían agotado todas las pocas energías que había recuperado. ¿En serio creía que ella le iba a robar mientras lo curaba y cuidaba?, ¡completamente inaceptable! ¿En serio era Egan capaz de pensar que había sido ella quién le robó esos estúpidos documentos solamente porque ella había robado comida a los 7 años?Era terriblemente doloroso para Katya pensar que él ahora tenía esa percepción de ella. La hería profundamente imaginarse que cualquiera creyera eso de ella solamente por haber hecho eso a los 7 años. Pero que fuese Egan, parecía remover una fibra de remordimiento dentro de ella. No sabía cómo o por qué sucedía, pero parecía que poco a poco le importaba más lo que él dijera sobre ella y eso le molestaba e irritaba.En especial desde aquel momento incómodo cuando ella cayó enc
A la mañana siguiente, Katya despertaba de buen humor. Una dulce colonia juvenil se le colaba por la nariz y una manta tibia la cubría de lo peor del frío de la noche. En medio de la bruma del sueño, creyó sentir unos dedos suaves que le acariciaban desde su mejilla hasta su mentón. Pero cuando despertó por completo se dio cuenta que no era ningún sueño todo aquello que sintió, pues lo primero que sus ojos vieron al despertar, era el duro cuerpo de Egan literalmente encima y alrededor de ella. Katya estaba enterrada en el pecho de Egan, con los brazos de él justo alrededor suyo. Las alarmas de Katya inmediatamente se alzaron, mientras intentaba con desesperación, pero con suma precaución a su vez, salir de aquella trampa para osos llamada "brazos de mafioso". Egan gruñó desde el fondo de su garganta cuando el cuerpo de Katya ya estaba fuera de su alcance y a él solamente le quedó un espacio vacío con una almohada cálida.Katya se puso unos calcentines y salió corriendo de la habitació