Katya sintió la esperanza florecer en su pecho. Con cada paso que daba, cada aliado que conseguía y cada cosa nueva que sabía sobre sus ancestros, Katya estaba más cerca de conseguir a su hija y de saber quién era realmente Katya Koslov. ¿O ya debía empezar a adoptar algún otro nombre?Bueno, no le hacía mucha ilusión llamarse Alessia. Pero su hija se llamaba Alyssa, lo cual era similar y a Katya no le molestaba en lo absoluto. Pero pasar a pensar que la madre de su esposo, en realidad era la de ella. Bueno, aquello era la locura personificada.– La flota, lo dudo –respondió Katya, Artem bufó–. Pero cualquier otra cosa que puedas ofrecerme para encontrar a mi bebé, estaré eternamente agradecida contigo.Artem dio dos pasos hacia Katya, cerrando el espacio entre ellos. Katya creyó por un momento que él la abrazaría y, entonces, saltaría algo que le dijese: sí, ¡sin duda, él es tu padre! Pero Artem se detuvo a medio camino, señalando a Katya con su dedo.– Eso es algo que jamás, pero ja
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