En el momento en que subía al auto de su jefe, Valeria dio un último vistazo a la ventana del apartamento, en donde se habían quedado Sofía y sus padres, hablando luego de que Franco le insistiera en la necesidad que tenía de hablar con ella, a solas, y, aprovechando que era su jefe, Valeria se disculpó con sus papás diciendo que necesitaban ir, con urgencia, a recoger unos documentos en la oficina. —No nos tomará más de treinta minutos —dijo Valeria antes de salir, con lo que esperaba que Franco no se hiciera a la idea de que contaba con lo que quedaba de la noche y que, esta vez sí, sus padres la estarían esperando.—Bien, hija, igual creo que nos quedaremos un rato más, así de pronto nos volvemos a ver —dijo el papá de Valeria, adivinando, por ese sexto sentido que tienen los padres, cuál había sido la intención de las palabras de su hija.—Podría solo estacionar el carro unas cuadras más adelante —dijo Franco se subió al vehículo—. Igual solo necesito de unos minutos.Valeria est
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