El alfa acostó a Kary en su cama. La ropa que poco la cubría estaba destrozada, él veía como sangraba por varios sitios y tenía tantas manchas moradas oscuras en la piel que Lark perdió la cuenta.Martha, la madre de More y Sero, estaba cerca con una lycan más y, mientras Kary dormía, el líder se dio la vuelta para que ambas mujeres pudieran desvestirla y limpiarla. Cuando la hubieron cubierto adecuadamente, volvió a darse la vuelta y a vigilar a Kary mientras Martha trataba sus heridas.A decir verdad, la pierna de la mujer lo preocupaba. El corte era profundo, pero Martha le aseguró que, aunque la piel humana era más fina que la de cualquier lycan, podía sufrir mucho daño y aún así seguir curándose.Al menos, ya no apestaba como los desquiciados, gracias a las hembras lycans. Incluso le habían limpiado el cabello, que ahora yacía en una trenza húmeda sobre su espaciosa cama. Sin poder aguantarse, le acarició la punta con los dedos, sorprendido por lo suaves que eran las hebras clar
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