Kary se sentó en el nido de mantas en la habitación de Emerson, se sintió inquieta. Aún reparaba en la piel caliente y febril de él, por su inesperado encuentro con el hombre lobo. Todavía podía sentir la fuerza de uno solo de sus brazos, sujetando sus ambos brazos por encima de su cabeza, mientras la suspendía en el aire. Ese hombre podría haberle hecho cualquier cosa. Estaba a su merced, del todo indefensa.A la veterinaria se le encogió el estómago, el calor que experimentó, aquel calor le lamió el centro entre sus piernas y, con horror, se dio cuenta... de que ese lycan la excitaba. La forma en que la controlaría…Su miedo se había convertido rápidamente en excitación, y eso definitivamente nunca le había pasado antes en la vida.¡Ya no era una adolescente hormonal, por el amor a todo lo sagrado!Así, estando en silencio, se preguntó por qué Emerson se había ido tan de repente. Casi se veía enteramente enfadado, y ella se había quedado aturdida, confusa y desorientada. Había segui
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