35. Una situación que consterna
—Oh, Maya —finalmente ella exclama y se apresura para acercarse. Rodeando el auto. Al llegar finalmente al verla, Maya da cuenta que de hecho es Diana June—. No creí que estuvieras por aquí, en medio de esta calle. ¿A dónde vas? Si deseas puedo llevarte…La mirada de Diana parece distinta a pesar de su amable gesto. No obstante, Maya trata de sonreír.—Señorita June, no se preocupe —le dice rápidamente—. Yo estoy bien, estoy esperando a unos amigos. No tardarán en llegar.Diana abre los brazos, en señal de obviedad.—Sí, claro. Qué tonta —trata de disculparse. Un poco seria en aquel mohín, Diana se acerca un poco más, pero vuelve a preguntar¾. ¿En serio, Maya? ¿No quieres que te lleve? Puedo llevarlos a ti y a tus amigos, no hay ningún problema.Por alguna extraña razón Maya Seati tiene que dudar y hacerle caso a su sexto sentido. Una vez más, se dirige a la mujer al frente que posee ese gesto impertérrito que la desconcierta.—No, señorita June. Se lo agradezco —vuelve a decir Maya.
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