32. Central Park

Jenny toma también su abrigo y se apresura gracias al empuje que Maya ejerce sobre ella. Sus tacones rechinan y al sentir el viento de Nueva York justo al arribar en la cera, Jenny tiene que zafarse de su agarre, destemplada.

—¡Maya, detente!

—Vamos Jenny. Camina.

Va con rapidez y no le interesa en ese momento adentrarse en el tumulto de la multitud de la ciudad. El atardecer da las cinco de la tarde y se pasa la mano sobre el cabello, sonando sus tacones en la cera y con una Jenny corriendo también para alcanzarla detrás. El llamado de Jenny no la deja pensar y mucho menos el bullicio de la misma Nueva York. Un poco taciturna por lo que pasa, sabe que Jenny la sigue y la perseguirá hasta donde se estuviese encaminando. Sin embargo, Maya tiene que detenerse en una esquina, fuera de toda la multitud y el sonido de los carros, las bocinas de las bicicletas, de todo aquello. Una vez más, enciende otro cigarrillo y cala hasta el fondo.

La llamarada de Jenny necesita un poco más para hac
Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Escanea el código para leer en la APP