45. Un beso con sabor a cielo
Y entonces todo pasa, no hay marcha atrás, nada es comprendido, el tiempo se detiene. El anhelo consigue verse entre sus labios, que por un instante viajan al cielo, y bajan al paraíso que se deslumbra en lo que ahora, ni siquiera, dan nombre. El aliento es lo primero que se esconde. Se envuelven sus bocas para hacerse uno solo y la primera bocanada de aire se enreda en sus pulmones y tienen que separarse para entender lo que han hecho. Se miran a los ojos, se cierne sobre ellos dos la posibilidad de volver a sentir sus bordes, idóneos para este momento. Una vez más, sus manos se hieren por tenerlo lejos, y en un abrir y cerrar de ojos lo aprisiona contra sí. Inspirando su propio aire, que sabe fresco y dulce cuando lo siente de nuevo. Es un movimiento brusco, en busca de volver a sentir. Precipitado y lleno de ansias. Tropiezan en cuanto es él quien la toma de la cintura y la aprieta contra su pecho. Y ella lo agarra del cuello, envolviéndolo y yendo por ese camino, en donde sus l
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