En ese momento se da cuenta de que nunca ha sentido nada igual hacia otra mujer incluso el placer del sexo es completamente diferente con Amelia, su forma de mirarlo y ahora su manera de tocarlo desencadenan una serie de expectativas que le aterra no poder concretar sin embargo la necesita como el aire para respirar, está seguro que le daría todo lo que le pidiera. — ¿Qué les parece si ordenamos y dejamos la contienda para aplicarla a personas que valgan la pena? – reclama Belice con la intención de provocar a Amelia. — Tienes toda la razón querida – responde Amelia con una sonrisa sarcástica y la cabeza ladeada sin dejar de mostrar la sortija —, ordenemos – la sonrisa de la rubia se borra al instante. < ¡Ja, Amelia = 1, Arpía rubia = 0! >, piensa sabiendo que va a ser difícil, pero decid
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