Lo pensé bien, ¿Debía decirle la verdad? ¿Sería este el momento adecuado?, Roberto parecía estudiar mi expresión, mientras que yo seguía sopesando la situación.— ¿Mayra?. — Él apretó mi mano haciéndome reaccionar.— Yo… Lo siento… Roberto, esa boda era ficticia, era una trampa y yo… — Empecé a balbucear cuando Roberto me interrumpió.— Sí, yo lo supuse…— Mauro y yo, ya nos habíamos casado. — Solté de sopetón, cerrando los ojos con fuerza. — Él me obligó y yo…— ¿Mayra?. — Roberto me interrumpió, abrí los ojos lentamente, él parecía sereno. — Tranquila, no es tu culpa, entiendo.Me lancé sobre su pecho para abrazarlo, no lo soporté más, las lágrimas, los gemidos, los temblores salieron. Cómo pudo, Roberto colocó una de sus manos en mi espalda y comenzó a consolarme, acariciándome. Lo que me hizo sentir peor, más culpable.— Lo siento… Lo siento mucho… No te escuché… Todo fue culpa mía… Todo pasó por mi culpa…— Shsssss, tranquila Mayra, ya todo terminó, tu misma lo dijiste. — Él seguí
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