Nelson, muy seguro de sí mismo, entro en la casa, mientras ella lo espera en la entrada y como si fuera su casa subió hasta la habitación de ella llevándola de la mano. Quiere marcar su derecho sobre su amada. —Te extrañé cariño, las pensé todo el día, me urgía por estar con ustedes dos. Ella caminó hasta donde tenía el cuadernillo, pero unos brazos la sujetaron fuerte por detrás, atrayéndola hacia el fornido cuerpo de él, besando su cuello, ella entendió que él no quería palabras sino acción. De inmediato la calentó, ella también está deseosa de él. Ella le correspondió dándose la vuelta y buscando los labios que la transportaban al placer, al igual que él ella también lo extrañaba, Nelson sube la bata hasta sacarla por sobre su cabeza, queriendo tocar la piel de su mujer, le sujeto duro el trasero, a lo cual ella gimió en los labios de él. —Vicky… ¿Estás despierta? —Unos toques, seguido de una voz, los interrumpieron, asustándolos. —¡Maldición! —susurro Nelson, soltó a Vicky dán
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