Cuando Ashal aseguró firmemente que él no había asesinado al emperador Ovidio, los presentes se quedaron mudos de la impresión. Entonces, Ashal dirigió una mirada fría a su hermano menor y continuó relatando. —Entiendo que pienses eso de mí por todo lo que pasó durante la guerra, pero te aseguro que no fue así como ocurrieron las cosas. Hina, que ya sabía de la inocencia de su hermano, se acercó para respaldar su testimonio. —Sé que no pueden creer lo que Ashal está diciendo, pero es la verdad. Él no mató a Ovidio y hay testigos de que así fue. Roger palideció al escuchar esto, pero como no quería admitir su error, insistió. —¡Mentira! ¿Quién nos asegura que ese hombre no ordenó el asesinato de nuestro hermano? A lo cual, Ashal volvió a señalar. —Tienes razón en cuestionar mis acciones, sin embargo, te aseguro que jamás tuve intención de matar a nuestro hermano. —Entonces, ¡dinos qué pasó en realidad! —demandó Rebeca, mirando con rabia a Ashal. Este suspiró pesadamente y lue
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