AARÓN BIANCHI Tan pronto Yamila me llamó para avisarme que el idiota de Andrés había logrado entrar al hospital, antes de que el nuevo equipo de seguridad preparado para ella y para el niño, llegara a posición, la sangre me hirvió. Ella se escuchaba tan agotada de esta situación, superada por el miedo que sentía, e insegura que fue imposible que el corazón no se me oprimiera en el centro del pecho. Lo menos que quería es que se sintiera con miedos, o dudas al estar conmigo. Por el m@ldito acoso de ese infeliz, ella se sentía totalmente desprotegida a mi lado. Quizás yo no fuera el mejor amante, pero me había prometido a mi mismo, que si alguna vez me volvía acercar a una mujer, seria el mejor protector, y ahora estaba fallando a esa promesa. Ese idiota estaba comprando todas las papeletas para la paliza que pensaba darle. Se la merecía… si antes crei que permitiría que fuera Blake quien lanzara una advertencia en mi nombre, para estas alturas había cambiado totalmente de parecer.
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