YAMILA KAYAAntes de las cinco de tarde, un mensaje de texto me aviso que Aarón estaba en el parqueadero esperando por mí, así que me di prisa en cambiarme, y ponerme presentable después de ocho horas de trabajo entre sueros y suturas.Él era tan puntual, tan exquisito para todo que me costaba creer que tenía algún defecto.Yo parecía una colegiala nerviosa tratando de impresionar a un chico que realmente no había pedido ser impresionado.Había pasado gran parte del día en urgencia, cubriendo a una compañera. Habitualmente yo trabajaba en salas mucho más tranquilas, y no hacía guardias en el turno nocturno, a no ser en un caso extraordinario. Eso me permitía trabajar y estar presente con Amed, casi todas las noches.Me arreglé a prisa, me revisé el rostro en el pequeño espejo que siempre llevaba en mi neceser, y viéndome lo mejor que pude, decidí salir.Las ojeras violáceas que exhibía mi rostro no las borraría con nada, no después de la madrugada de angustia que había pasado. El día e
Leer más