YAMILA KAYATal y como si lo hubiese presentido, la madre de Aarón no puso la mejor cara cuando vio llegar a su hijo con Amed en brazos cruzando el umbral de su apartamento.Quiso disimular rápidamente al verme seguirlos, pero ya era tarde para las dos y para que pudiera causarme una buena primera impresión, ya yo había visto su expresión de que yo y Amed no éramos suficientemente buenos para su hijo.Por la expresión del rostro del hombre que me acompañaba, me percaté que él también había notado la actitud desafiante y altanera de su madre. Así que no fue difícil de comprender que quizás no había sido una buena idea venir a esta casa.La madre de Aarón vivía en un condominio de lujo en un barrio exclusivo de la ciudad, y el apartamento era amplio y bien decorado.Aarón bajó al niño, y me presentó como su novia, dejándome a mi boquiabierta, al igual que a su madre, que de seguro no se esperaba que él sería tan directo.—Madre, ella es Yamila Kayá, mi novia— dijo tan calmado y con la au
AARÓN BIANCHIDespués de la pelea de aquella noche por el dinero del casino, y del accidente de mi madre, la resentida relación que llevaba con Andrés, sin reversa, iba de mal en peor.Ese maldito demente tenia la jodid@ capacidad de sacarme de mis casillas, a pesar de que trataba de ignorar su existencia y sus provocaciones la mayor cantidad de tiempo que me era posible.Lo de nosotros no era una aversión sencilla, ni un desprecio injustificado. Habíamos cruzado ambos puertas de las que no se puede regresar.Era odio puro y duro lo que corría por mis venas en contra de él, y tal como estaban las cosas eso no cambiaría.Con mi madre en medio, todo era más complicado, pero ella tenía que entender que ese parasito no podía seguir viviendo de lo mío. No podía disponer de lo que me había costado tanto conseguir. No después de que por su egoísmo perdí lo mas valioso que tuve en una época pasada.Era fácil dejar de pensar en el pasado, al verla a ella… junto a la barra del bar de pent-house
YAMILA KAYÁ El exquisito aroma de su costosa fragancia masculina me embargó en cada célula de mi cuerpo. Alcé el cuello instintivamente dejando que los labios de Aaron Bianchi acariciaran mi piel, recorriendo cada milímetro mi cuello y dejando brazas ardiendo a su paso. Tragué saliva y cerré los ojos sintiéndo cada avance con mucho más intensidad; buscando coherencia para no dejarme consumir por su fuego. Sus manos grandes se apoderaron de mis caderas y me atrajeron aún más contra su cuerpo duro. Estar en brazos de Aarón era como ser su pieza continua de su rompecabezas, mi tamaño encajaba tan bien en el suyo . Era como si nuestros cuerpos hubieran sido hechos el uno para el otro. Sé que no era un buen momento para entregarme a un desconocido, más la química en el aire y el deseo que nos abordaba, me hacía imposible que lograra pensar en él como si aún fuera un extraño, a pesar de que a penas llevaba unos pocos días conociéndolo. Amed podía salir en cualquier mome
YAMILA KAYÁ Lo miré asustada, yo sabía perfectamente quien era la única persona que intentaba intimidarme por estos días . Solo una alimaña inmencionable como Andres Sandarti se atrevería a hacer algo en mi contra abiertamente. Tan poco hombre que se atrevía a atentar contra el coche en que viajaría su hijo horas más tarde…Desde que estaba instalada en Estados Unidos no tenía enemigos, ni siquiera había discutido con alguien. Me había concentrado en ser una mujer respetable y a sacar a mis hijo adelante. Así que no había ninguna posibilidad que el atacante fuera otra persona, y así se lo hice saber a Aarón. —Tengo una idea de quien pudo haber sido— alegué en un susurro y él me prestó aún más atención. Se veía de verdad interesado en mí seguridad y en la del niño. A él no me daba vergüenza confesarle que un lunático irresponsable había comenzado a acosarme.—Eso pensé… este tipo de atentados no suelen ser casuales— comentó y pude ver que apretó los dientes— Ahora dime quién crees
YAMILA KAYÁ Cuando salí de mi habitación, bañada, perfumada y vestida con un atuendo muy juvenil, ya Aarón estaba en el living sentado en mi sofá. Amed después de escuchar una larga historia por fin se había dormido y desde la puerta entreabierta de su habitación, podía ver que Aarón lo había arropado. Me concentré entonces en observar al hombre que estaba sentado en mi sala. Los nervios empezaron a atacarme todos juntos, pero no puedo negar que en la ducha había fantaseado en desnudar a ese hombre de cuerpo imponente y Perfecto. Sentía tanta curiosidad por saber cómo se vería desnudo, de verlo desnudo sobre mí, haciéndome gemir y sudar junto a él. Porque si de algo estaba segura, era que con hombres como él, que son tan considerados y amables con su dama, es imposible tener una mala experiencia sexual o un mal recuerdo. Aarón tan pronto tuviera la oportunidad de meterse en mi cama, sería mucho más considerado con mis ganas y deseos que con los de él mismo. Me daría de todo h
YAMILA KAYÁ Miró con ojos ardientes, y parecía como un niño cuando llega a Disneylandia por primera vez, había fascinación pura y absoluta en su expresión. Mi busto era generoso y esto a mi amante parecía encantarle. El dorso de su mano acarició el centro del monte de mis senos, y su boca se acercó a besar el punto exacto que marcó su mano. Beso despacito y con hambre, como si mi cuerpo necesitara ofrendas antes de ser devorado. Ambas manos se apoderaron cada una de uno de mis pechos, y parecía que estas habían sido hechas para acunarlos. Temblé en sus manos, y él pegó su cuerpo aún más al mío para compartirme su calor. No perdió tiempo y besó mi piel , mientras sus manos apretaban y pellizcaban mis pechos duros por sus exquisitas atenciones. Saboreó la piel urgida de su lengua, hasta alcanzar la rosada aureola. Con ayuda de la mano su boca que le ofreció mejor agarre, succionó mi pecho y marcó círculos con la lengua. Si creí que moriría de satisfacción estaba equivocada, pues la
AARÓN BIANCHI —Alba— murmuré cuando ella localizó aquel nombre tatuado en mi costado, complaciendo su natural curiosidad. No tenía caso esconderle a Yamila, de quien se trataba y a quien pertenecía ese nombre, sobre todo qué importante había sido esa mujer en mi vida, como para que su nombre estuviera grabado en mi piel con tinta de forma permanente. —¿Significa algo especial?— preguntó muy relajada, así que solo le dije la verdad, sin creer loque sucedería a continuación. —El nombre de mi esposa— murmuré y como un resorte caliente mi acompañante se sentó en la cama, poniendo de inmediato distancia entre nosotros.—¡No, no y no! ¿Cómo mierda no me di cuenta que eras casado? — se recriminó a sí misma—¡Vete por favor!— pidió hablando muy molesta y poniéndose de pie, yo solo me volteé sobre mi espalda, para mirar lo linda que se veía enojada y lo rápido que era capaz de acelerar de cero a doscientos kilómetros por hora, altanera y voluntariosa como una yegua bravía—¿Cómo cre
YAMILA KAYAAaron cuido de mi, y me baño como si yo fuera una reina, y él mi propio y muy sexy plebeyo. Después regresamos a la cama, donde por primera vez en la vida me acurruqué a dormir con un hombre.Si, porque por irónico que pareciera, Andrés nunca me dio una noche entera. Yo era inexperta y él se aprovechó de eso. Tomaba de mi lo que deseaba, y después me regresaba a un hotel.Así que no era de extrañar que estuviera fascinada con mi amante. Con mi cabeza sobre su pecho, me sentí la mujer más completa y sastisgecha del mundo. Él me abrazó sobre su cuerpo y acarició mi cabello hasta que se quedó dormido. Para mi también fue muy sencillo dormir, con esa calma que da el sexo del bueno. Y si… a diferencia de la noche anterior, en que la madrugada se convirtió en una terrible pesadilla, descanse como una diosa en el cielo. Desperté sintiendo los besos de Aaron sobre mi cabello y la ereccion rozando mi pierna, la cual tenía sobre el cuerpo de él.—Si ya terminaste de provocarme…