Margaret—¿A dónde vamos? ¿Lo pilotas tú? —le pregunté entusiasmada.Él me dedicó su mejor sonrisa y pidió los permisos necesarios para despegar a una torre de control, del que no entendí el nombre.—¿Lista para el paseo, Margaret? —asentí rápidamente, alegre y emocionada como una niña.—Sí, sí, vamos, estoy lista —sonreí abiertamente, sintiendo que mis mejillas se romperían.Nikolay hizo las comprobaciones de seguridad pertinentes; niveles de aceite, gasoil, hizo girar las hélices y ajustar las revoluciones. Accionó la palanca y despegó de pronto, ascendiendo al cielo como un elegante ave blanca.Me encantaba eso.Estaba muy emocionada, era muy excitante volar y no perder detalle de la vista que tenía delante de mí.—Es increíble que puedas hacer esto, la vista fantástica, gracias —estiraba mi cuello para no perder detalle de nada, hasta sentí una especie de euforia.—No hay de qué, podemos hacerlo cuando quieras —sonreí y él comenzó a comentar que me llevaría a planear, cosa que me
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