MargaretMe quedé fría sin saber qué decir, mis piernas temblaban un poco y noté la mirada inquisitiva de ese enfermo hijo de puta, que me miraba con un destello de diversión en sus horribles ojos.No me dejé amedrentar, apreté los puños y me relajé un poco, fingiendo una sonrisa que esperaba, fuera suficiente para aplacar sus sospechas, aunque estaba segura de que eso era imposible. El maldito me había descubierto.—Buen chiste, Favio, pero soy Graciela —dije con diversión y lo vi estrechar los ojos—. Aunque Margaret no es un mal nombre, creo que lo pensaré.A medida que las palabras salían de mis labios, sentía que era una actriz digna del Oscar, ni siquiera parpadeaba al hablar.Favio solo me dio una sonrisa retorcida, que hizo qué mi sangre se helara aún peor. Podía sentir mi pulso acelerarse y mis manos comenzar a sudar.—¿Sabes?, cuando comencé a investigar sobre ti, no habían intenciones encontrar algo así —se pasó de un lado a otro de manera pensativa—. Me gustabas, no eras n
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