Valentina caminó por varias cuadras, las lágrimas le desdibujaban el camino, y se detuvo, no podía dejar de pensar en Scott, ¡él no podía morir! Ella no quería verlo partir del mundo «¡No puedes dejarme, Scott, menos a tu hijo! Esto no es justo, ¿Cómo puede ser la vida tan injusta? ¿Y yo? Solo he estado sosteniéndome de este maldito rencor por tanto tiempo, simplemente no puedo más, debo admitir la única verdad, ¡Aún te amo, Scott! Aún te amo» pensó Scott miró a Frank en la cama, se veía débil y agotado, estaban junto a Kevin —Ya lo sabía —dijo el hombre dejándolos de piedra, ambos estaban tan perplejos ante su tranquilidad —Pero, ¿Qué dices, Frank? ¿Por qué no nos dijiste nada? Frank sonrió con ligereza —Scott, parece que es la tradición de los Brighton siempre esconder verdades, pero está solo fue una mentira piadosa, ¿Para qué decirlo? Les prohíbo hacerlo, no quiero ver a Meredith sufriendo, no quiero ver a Valentina destruida porque perderá también a su padrino, así como a su
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