Valentina estaba cediendo a su beso, sintió que se estremecía, lo había extrañado, y no podía resistirlo, hasta que el nombre de Esteban vino a su mente, entonces se alejó con rapidez, pensó que Esteban no merecía algo así Scott la miró atónito, ella nunca lo había rechazado de esa manera, y pudo ver sus ojos llenos de dolor —Valentina, por favor. —¡No, Scott! No puedo hacerlo, yo tengo a Esteban, no puedo lastimarlo. Scott tenía la mirada suplicante, decepcionada, miró al suelo, las lágrimas aún caían por su rostro, Valentina se alejó, Scott quiso ir tras ella, y ella se detuvo —¡Déjame ir! Si de verdad quieres mi perdón, como lo dices, si de verdad lamentas haberme herido, entonces, te pido que actúes como un hombre, y me dejes ir. Scott se detuvo, se congeló al instante en que sus palabras golpearon su corazón como dagas que lo hacían sangrar, la vio irse, y se puso de cuclillas, golpeando con sus manos las tierras fértiles, sentía furia, desesperación y frustración. Ahora sa
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