Todos al final vivieron su propia historia, cada uno tuvo altas y bajas, pero lograron ser felices, hasta el último momento de sus vidas, hasta el último aliento de sus respirar.A pesar de que cada quien tuvo su propia vida, todos los años se reunían en la casa de Dublín, dónde hacían festejos en familia. Dylan se la pasaba por horas leyendo el libro que Helen había escrito; él amaba tanto contar esa historia, quería plasmar en sus palabras leídas, así como Helen escribió, aquel sentimiento. Todos sus nietos se sentaban para oírlo, mientras Helen se mecía en una silla a su lado tejiendo uno que otro atuendo; a pesar de que todos habían sido grandes empresarios, no dejaban de ser sus hijos, y cuando tenían que regañarlos lo hacía, y todos le hacían caso.Ahora vivían una vida de viejos, se sentaban todas las tardes a leer el periódico con un café en la mano, y pesar de su edad siempre hacían el amor, y con esto no habló de sexo, no, eso es muy básico, hablo de comprenderse, de cuidase
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