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Todos los capítulos de Las Dos Caras del Amor : Capítulo 1 - Capítulo 10
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Viajando a Hartford Park
Era una mañana como cualquier otra. Rosalin se encontraba parada en la estación de tren con su maleta de rueditas tratando de luchar contra el viento que se empeñaba en desmarañar su cabello castaño, largo. Su normalmente piel pálida estaba sonrosada por la brisa fría y sus ojos grises y brillantes, miraban de un lado a otro esperando que en cualquier momento apareciera la persona que estaba esperando. Decidió sentarse en una banca y observar a un perro que se lamía las patas no muy lejos de donde ella estaba. Una pareja llegó abrazada y se llenaban de mimos y besos. Rosalin Vonsaken decidió mirar hacia otro lado. No tenía nada en contra de la pareja, pero como sólo tuvo un novio en toda su vida y fue en el último año del instituto y el cual le dejó un amargo recuerdo. Lo encontró un día en la parte de atrás de la cancha en un intrincado beso que hablaba más que mil palabras con su hermana gemela Evelin. Eso, arruinó tal vez para siempre lo que pensaba del amor y por supuesto, estaba
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Conociendo a Kyle Duncan
Rosalin escuchaba en su cabeza una discusión: -¿Vienes a pedirme dinero? Pues, déjame decirte que el dinero se acabó, Evelin. Tuve muchos gastos con la enfermedad y el funeral de mamá y luego tuve que cubrir los gastos de la enfermedad y el funeral de la abuela. ¡SOLA! -¡Tranquilízate! ¡Ya te dije que tengo un marido con dinero que me da todo lo que quiero! ¡Sólo tengo que pedírselo! – Dijo Evelin – -Pues, entonces, ¡pídeselo! – gritó Rosalin – -No es fácil – dijo su hermana – Creo que lo mejor es que vengas conmigo y así él te lo dará más pronto – Rosalin conocía a su hermana muy bien. Sabía que era mentirosa y manipuladora y en este momento estaba desesperada. No tenía a nadie más a quién acudir, así que decidió aceptar la propuesta de Evelin e ir a hablar con su supuesto marido. Al día siguiente, tomaría el tren que llevaba a Hartford Park con ella, para ir a hablar con el hombre en cuestión. No le q
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El cuarto de costura
Había pasado una semana y Rosalin se había hecho de una rutina. A las 8 venía la Señora Smith con el desayuno. Tomaba sus medicinas y descansaba hasta el mediodía cuando venía la Señora Smith con el almuerzo. Tomaba medicinas y descansaba de igual forma para la hora de la cena. La verdad, se sentía incómoda en ésta situación. No le gustaba darle molestias a nadie, pero al parecer, el señor Duncan, había especificado que se le atendiera apropiadamente y ella lo agradecía, sólo que en cuanto tuviera la oportunidad, aclararía el singular asunto de que ella no era Evelin, sino su hermana Rosalin.-Un día el Señor Duncan entró a su habitación y le preguntó:-¿Cómo te sientes?-Mejor. Gracias. Tengo que agradecerle por ser tan amable de dejar que me recupere aquí en su casa. No sé cómo podré pagarle por todo lo que ha hecho por mí – Expresó Rosalin como le había enseñado su madre –-No te preocupes por eso. Tómalo como un regalo simplemente – Dijo Kyle mirándola extrañado, ya que eran palab
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El disfraz para Sarah
A partir de ese día, Rosalin, dividía las horas del día para hacer el disfraz cuyos materiales había comprado la Señora Myers y dedicaba el resto del tiempo para recibir las visitas de Carlo y sus palabras de aliento. Era un buen amigo.Ya Rosalin se sentía mucho mejor y las costillas, no le dolían tanto y su pie no estaba tan hinchado…cuando estaba cociendo el disfraz, llegó Carlos, al cual, por cierto, la Señora Smith le había pedido que hablaran en la sala, por pedido del señor Edwards.-¿Cómo has estado? – Preguntó Carlo –-Muy bien. Estoy cosiendo un disfraz para Sarah –-Tú no me habías dicho nada de que sabías coser. Conozco a la dueña de la boutique de vestidos de novia. Siempre tienen mucho trabajo y siempre necesita de personal. Le preguntaré si quieren contratarte –-¡Eso sería maravilloso! – Dijo Rosalin con entusiasmo y lo abrazó esperanzada en volverse útil nuevamente. No se dio cuenta que el Señor Duncan se acercaba pero al ver esa expresión de afecto se detuvo y se dev
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¿A qué estás jugando Evelin?
-¿Señoras? – Preguntó el doctor con amabilidad – Buenos días ¿Cómo están ustedes? ¿En qué las puedo ayudar? –-Le pedimos disculpas doctor Caltoni, pero en realidad queríamos tener unas palabras con la señorita Evelin – Dijo una de las mujeres haciendo énfasis en el nombre –-¿Conmigo? ¿De qué querrían hablar ustedes conmigo? – Preguntó Rosalin confundida –-No sabemos cómo lograste que el señor Duncan te aceptara de nuevo en su casa, sabiendo la clase de mujer que eres, por lo que queríamos advertirte que la última vez fuimos muy cordiales contigo y no llevamos la situación a últimas instancias, pero ésta vez, si te pasas de la raya, iremos hasta las últimas consecuencias –-Disculpen, señoras, pero realmente no sé de qué están hablando – respondió Rosalin mirándolas a todas sin comprender por qué la amenazaban –-Ya Trish, quien es enfermera en el hospital, nos había advertido de tu nueva artimaña de que no recuerdas nada de lo que hiciste – Dijo la mujer morena acercándose a Rosali
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El señor Duncan tiene un verdadero misterio entre manos
-¿Qué? – Dijo Rosalin despertándose asustada –-¿A qué estás jugando Evelin? – Preguntó el señor Duncan –-Yo no estoy jugando a nada. No entiendo a qué se refiere usted – Dijo Rosalin –-¿Qué hacías esta tarde con el doctor? – Preguntó el señor Duncan –-Nos invitó a mí y a las niñas a la pastelería – Dijo Rosalin –-¿A ti te gusta él? – Preguntó el señor Duncan –-¡Oh por Dios! ¿Qué clase de pregunta es esa? – Dijo Rosalin – Y miró directamente al Señor Duncan sentado a su lado en la cama, en la oscuridad. Ella sólo respiró profundo y le dijo:-¡Yo no soy Evelin! ¡Creo que se lo dije en el hospital y cientos de veces más! ¡No soy la persona que usted cree! – Dijo Rosalin molesta –En ese momento él se volteó y le tomó la cara entre las manos y la besó y aunque en un principio quería separarse de él, Rosalin se dio cuenta de que se sentía muy bien y se permitió sentir aquella boca sobre la de ella y luego la humedad de aquél beso delicioso que le sabía tan dulce y fresco. Todo su ser
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¿Pagarle a Evelin con su misma moneda?
Pasaron un par de semanas en los que Rosalin se dedicada a sus dos trabajos, en la boutique de novias y atendiendo a Sarah. Una mañana en la que iba entrando a la boutique se sintió observada y se dio la vuelta para mirar los alrededores, pero no notó nada extraño, por lo que terminó de entrar a la boutique sin darle mayor importancia al asunto.A la hora de la salida, comenzó a caminar hacia la parada del autobús cuando un joven flaco, alto, rubio y ojeroso se interpuso en su camino para hablarle:-¡Hola, Evelin! –-¿Evelin? ¡Oh no! Estás equivocado. No soy Evelin. Soy su hermana gemela Rosalin –-¿Hermana gemela? – Preguntó el muchacho - ¿Qué trucos baratos estás usando ahora, Evelin? –-¡Ningún truco barato! ¡Soy la hermana gemela de Evelin! –Por toda respuesta, el muchacho tomó a Rosalin del brazo y la llevó al final de la calle donde había un callejón con otros muchachos que tenían aspecto parecido al chico rubio y sólo los miraban. De pronto, el rubio la tomó por el cuello dici
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¿Evelin está viva?
Esa noche, Rosalin tuvo un extraño sueño con su hermana Evelin. Se vio nuevamente en el tren donde viajaron, pero en el sueño, no hubo ningún accidente y estaban hablando:-Te ves muy bien Rosalin. Como nunca te había visto en años, mientras te desgastabas cuidando a mamá y a papá –-Sí. Mientras tú te dabas la vida que querías – Respondió Rosalin –-Sólo no me dejaba manipular por las lágrimas de mamá para quedarme allí consumiéndome en mi juventud como hizo contigo – Respondió Evelin –-¡Ya veo que sigues igual de insoportable, aunque estés muerta! – Dijo Rosalin con desdén por la forma en la que había hablado de su madre –-¿Y qué te hace pensar que estoy muerta? – Respondió Evelin mirándola desde sus ojos grises llenos de malicia y una sonrisa sardónica –De pronto, toda la imagen se volvió como una espesa nube de humo y ya no podía ver a Evelin.-¡No! ¡Espera! ¡No te vayas! ¿Cómo que no estás muerta? – Y Rosalin despertó de su sueño respirando agitada y se sentó en la cama, quitá
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La Asamblea
-Y hasta que por fin puedo hablarte – Dijo Evelin –-¿Qué? – Preguntó Rosalin sintiendo que su corazón se detenía –-Estás muy cómoda ¿Verdad? Viviendo con mi marido – Dijo Evelin – ¿Cobrándote lo que yo te hice en el pasado? –-¡Evelin! ¡Basta ya! ¿Qué quieres? – Preguntó Rosalin –-Quiero recuperar mi vida y quiero dinero. Mucho dinero. Y por el momento, tú estás en la que era mi posición, ahora tú me lo puedes conseguir. Duncan, te lo puede dar – Evelin la miró de arriba abajo – ¡Supongo que contigo no debe ser un avaro! ¡Tú! ¡La monja! ¡La mojigata! ¡Dudo mucho que puedas competir conmigo y con toda la experiencia que tengo para complacer a un hombre! – Escupió Evelin –-¡Deja de hablar así! – Dijo Rosalin con los dientes apretados tratando de no alzar la voz – El señor Duncan a mí no me da ningún tipo de dinero sino, lo que yo me gano trabajando, porque soy la niñera de su hija –-¿Te acuestas con él? – Preguntó Evelin de manera perversa –-¡No! ¡Sólo cuido de su hija! – Dijo Ros
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Besos con el señor Duncan y Besos con el doctor Caltoni
Rosalin veía al señor Duncan y adivinaba una gran tormenta cernirse sobre ella. Nunca antes tuvo tanto miedo en su vida como ahora. ¿Qué estaría pensando él sobre ella y su relación con esos drogadictos? Estaba a punto de averiguarlo.-Es un chico que se presentó hace una semana en la boutique pidiéndome dinero y luego vino Evelin en persona a pedirme dinero porque necesita pagar una deuda con un mafioso. Yo reuní de lo que yo he ganado para dárselo y así se aleje de mí. De nosotros. Para que nos deje en paz – Terminó Rosalin –-¿Nosotros? – Dijo el señor Duncan – Estaba ahí esperándote como un idiota a que salieras para traerte a casa y así comenzar a sanar las brechas que tenemos, pero no sé qué diablos pensé cuando vi a esos drogadictos llevarte hacia el callejón y luego estabas dándole dinero. En un callejón. ¡Por Dios! ¿Qué quieres que piense? ¿Que tú eres muy amable? ¿Sabes? No soy tan estúpido ¿Tú me estas robando a mí para dárselo a ellos? ¿Es eso? ¿Es un plan que tienen entr
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