-Y hasta que por fin puedo hablarte – Dijo Evelin –-¿Qué? – Preguntó Rosalin sintiendo que su corazón se detenía –-Estás muy cómoda ¿Verdad? Viviendo con mi marido – Dijo Evelin – ¿Cobrándote lo que yo te hice en el pasado? –-¡Evelin! ¡Basta ya! ¿Qué quieres? – Preguntó Rosalin –-Quiero recuperar mi vida y quiero dinero. Mucho dinero. Y por el momento, tú estás en la que era mi posición, ahora tú me lo puedes conseguir. Duncan, te lo puede dar – Evelin la miró de arriba abajo – ¡Supongo que contigo no debe ser un avaro! ¡Tú! ¡La monja! ¡La mojigata! ¡Dudo mucho que puedas competir conmigo y con toda la experiencia que tengo para complacer a un hombre! – Escupió Evelin –-¡Deja de hablar así! – Dijo Rosalin con los dientes apretados tratando de no alzar la voz – El señor Duncan a mí no me da ningún tipo de dinero sino, lo que yo me gano trabajando, porque soy la niñera de su hija –-¿Te acuestas con él? – Preguntó Evelin de manera perversa –-¡No! ¡Sólo cuido de su hija! – Dijo Ros
Rosalin veía al señor Duncan y adivinaba una gran tormenta cernirse sobre ella. Nunca antes tuvo tanto miedo en su vida como ahora. ¿Qué estaría pensando él sobre ella y su relación con esos drogadictos? Estaba a punto de averiguarlo.-Es un chico que se presentó hace una semana en la boutique pidiéndome dinero y luego vino Evelin en persona a pedirme dinero porque necesita pagar una deuda con un mafioso. Yo reuní de lo que yo he ganado para dárselo y así se aleje de mí. De nosotros. Para que nos deje en paz – Terminó Rosalin –-¿Nosotros? – Dijo el señor Duncan – Estaba ahí esperándote como un idiota a que salieras para traerte a casa y así comenzar a sanar las brechas que tenemos, pero no sé qué diablos pensé cuando vi a esos drogadictos llevarte hacia el callejón y luego estabas dándole dinero. En un callejón. ¡Por Dios! ¿Qué quieres que piense? ¿Que tú eres muy amable? ¿Sabes? No soy tan estúpido ¿Tú me estas robando a mí para dárselo a ellos? ¿Es eso? ¿Es un plan que tienen entr
-¡Buenas tardes! – Dijo el señor Duncan para saludar a aquella mujer, cuya presencia allí era un misterio –-¡Buenas tardes señor Duncan! – Dijo la mujer pasándose la mano por el cabello y echándoselo hacia atrás – Se preguntará cuál es el motivo de mi visita hoy en esta casa –-Siendo honesto, sí. Me lo estaba preguntando – Dijo el señor Duncan sentándose en uno de los muebles individuales, lejos de ella –-Pues, la junta coordinadora tendrá una muy importante reunión con el alcalde para hablar sobre las donaciones que recibirá la escuela y – Dijo acercándose hasta la esquina del sofá que la ubicaba al lado del señor Duncan – Me estaba preguntando si quisieras acompañarnos para darnos el apoyo de miembros del comité –-Por supuesto – Dijo el señor Duncan – ¿Cuándo se llevará a cabo ésta reunión? –-El próximo sábado. Será un almuerzo en el salón de juntas de la escuela – Dijo la mujer tomando una de las manos del señor Duncan –-¡Qué lástima! Pero el sábado no puedo – Dijo el señor D
No entendía cómo ésta mujer pudo haber sabido de su predicamento. No sabía si era telepatía o telequinesis o no sé qué tele mierda y no era que estaba aterrorizado por Evelin como ella había dicho. ¡Claro que no! ¡Sólo que Rosalin le transmitía paz y confianza! – -¿Aterrorizado yo? No. no, no, no. Para nada – Dijo el señor Duncan levantándose de hombros – Sólo quería hablar contigo y poder entender qué es lo que pasa con Evelin. Tú eres su único familiar y creo que eres quien me puede ayudar - ¿No quieres ir a otro sitio? ¿Te provoca comer algo? – Preguntó el señor Duncan –-No, gracias. No tengo hambre – Dijo Rosalin con tono seco – Y podemos hablar aquí. ¿Está bien? –-Bueno, el tema de Evelin, ciertamente, no se puede tratar estando de pie en medio de la calle, así que lo dejaremos para otro día – Dijo el señor Duncan y Rosalin miraba su reloj suspirando – Bueno, también quería decirte que Sarah te extraña – Dijo el señor Duncan – Y no conozco a nadie más que pueda
Cuando llegó el sábado, ella se miró por última vez en el espejo, se puso su vestido azul de tirantes con escote recto y un faralao delicado en el escote, ajustado en el corpiño y la tela caía suavemente hacia las piernas. Se dejó el cabello suelto y tomó su bolso y salió, ya que el Señor Duncan ya la estaba esperando.Él le abrió la puerta para que ella se subiera y luego se sentó él en el asiento del conductor. Rosalin, vio que se dirigió al centro de la ciudad, donde se encontraban los teatros y restaurantes. Estaba muy concurrido y entraron al teatro después de estacionar el auto. Faltaban 20 minutos para que comenzara el espectáculo, así que la invitó a tomarse algo y le iba a hacer una pregunta, cuando Rosalin escuchó que la saludaban.-¡Bueno, hola! – Dijo el doctor Caltoni –-¡Hola! – Dijo Rosalin al voltearse y verlo allí acompañado de una bella mujer –-¿Cómo estás? – Le preguntó el doctor a Rosalin –-Muy bien – Respondió Rosalin –-Ésta es Melanie – Le dijo presentándosela
Por esos días en su trabajo, conoció a una chica muy agradable: Anne Marie. Vino a buscar un vestido y ya faltaba muy poco para la boda, por lo que todo el mundo estaba muy ocupado, entonces ella le dijo que lo haría. Le haría las modificaciones. Lo que ella no dijo fue que tuvo que quedarse a trabajar horas extras y salía a las 9 de la noche cuando se iba el último del personal de limpieza. Gracias al Señor Duncan y al auto que le regaló pronto llegaba a su pequeño departamento. En días así, no comía nada. Lo que quería era llegar a acostarse y por lo general, ni siquiera, se cambiaba de ropa.Por fin tuvo listo el vestido y vendría Anne Marie a probárselo. Cuando llegó, ella se esmeró en atenderla y la ayudó a medírselo. Lo observó y todo estaba bien. Ahora, sólo faltaba que a ella le gustara. -Creo que está maravilloso y me ajusta perfectamente – Dijo Anne Marie –-Rosalin, sonrió como hiciera tantas veces su madre cuando le cosía un vestido y ella la abrazaba dándo
-¡Evelin! – Dijo Rosalin sorprendida – ¿Qué haces aquí? ¿Tú la trajiste aquí? –-¿Estás loca? ¿Cómo crees que voy a venir aquí con semejante ser? – Preguntó el señor Duncan a Rosalin –-¡Ouch! ¡Eso dolió! – Dijo Evelin – ¡Pero eso no fue lo que me dijiste el otro día en tu casa cuando te salvé de la profesora esa chiflada que te puso en cuatro patas! –-¡No me interesa lo que hiciste o hayas hecho! ¡Lo único que quiero es que nos dejes en paz, Evelin! – -¿Para que sean felices como perdices? – Preguntó Evelin de manera inquisitiva – ¡Jamás! ¡Primero muerta que dejarles el camino libre a ustedes para que sean felices como perdices! – -¿Qué quieres Rosalin y con quién viniste? – Preguntó Rosalin – -¡Vine con uno de los hermanos de la novia! ¿Qué te crees? – Dijo volteándose para lanzarle un beso con la mano al muchacho en cuestión, quien la miraba con adoración. Estaba vestida con un vestido negro de una manga. Los ojos delineados de negro
Sarah estaba muy emocionada y comenzó a contarle de todas sus aventuras y desventuras vividas en los últimos meses, mientras Rosalin no vivió allí y se sentaron a desayunar, entonces el Señor Duncan dijo:-Tengo que salir. Cuando vuelva te cuento. Pasaron varias horas y al regresar el señor Duncan, Rosalin suspiró de alivio y él la llevó a hablar en el sofá.-Debo decirte que hoy fui a la policía a denunciar a Evelin por acoso – Dijo serio el señor Duncan – Formalicé la denuncia. La verdad es que no fue muy alentador escuchar que tendrán el expediente abierto y tratarán de que una patrulla siempre esté cerca –-¿Quiere decir que puede ir presa? – Preguntó Rosalin –-Si llega a perpetrar un plan en nuestra contra irá presa – Respondió el señor Duncan – Lo que más me preocupó fue el hecho de que amenazara a mi hija y por otro lado estas tú a quien ella persigue junto con sus amigos drogadictos. No voy a permitir que ella te haga ningún dañ