Por esos días en su trabajo, conoció a una chica muy agradable: Anne Marie. Vino a buscar un vestido y ya faltaba muy poco para la boda, por lo que todo el mundo estaba muy ocupado, entonces ella le dijo que lo haría. Le haría las modificaciones. Lo que ella no dijo fue que tuvo que quedarse a trabajar horas extras y salía a las 9 de la noche cuando se iba el último del personal de limpieza. Gracias al Señor Duncan y al auto que le regaló pronto llegaba a su pequeño departamento. En días así, no comía nada. Lo que quería era llegar a acostarse y por lo general, ni siquiera, se cambiaba de ropa.Por fin tuvo listo el vestido y vendría Anne Marie a probárselo. Cuando llegó, ella se esmeró en atenderla y la ayudó a medírselo. Lo observó y todo estaba bien. Ahora, sólo faltaba que a ella le gustara. -Creo que está maravilloso y me ajusta perfectamente – Dijo Anne Marie –-Rosalin, sonrió como hiciera tantas veces su madre cuando le cosía un vestido y ella la abrazaba dándo
-¡Evelin! – Dijo Rosalin sorprendida – ¿Qué haces aquí? ¿Tú la trajiste aquí? –-¿Estás loca? ¿Cómo crees que voy a venir aquí con semejante ser? – Preguntó el señor Duncan a Rosalin –-¡Ouch! ¡Eso dolió! – Dijo Evelin – ¡Pero eso no fue lo que me dijiste el otro día en tu casa cuando te salvé de la profesora esa chiflada que te puso en cuatro patas! –-¡No me interesa lo que hiciste o hayas hecho! ¡Lo único que quiero es que nos dejes en paz, Evelin! – -¿Para que sean felices como perdices? – Preguntó Evelin de manera inquisitiva – ¡Jamás! ¡Primero muerta que dejarles el camino libre a ustedes para que sean felices como perdices! – -¿Qué quieres Rosalin y con quién viniste? – Preguntó Rosalin – -¡Vine con uno de los hermanos de la novia! ¿Qué te crees? – Dijo volteándose para lanzarle un beso con la mano al muchacho en cuestión, quien la miraba con adoración. Estaba vestida con un vestido negro de una manga. Los ojos delineados de negro
Sarah estaba muy emocionada y comenzó a contarle de todas sus aventuras y desventuras vividas en los últimos meses, mientras Rosalin no vivió allí y se sentaron a desayunar, entonces el Señor Duncan dijo:-Tengo que salir. Cuando vuelva te cuento. Pasaron varias horas y al regresar el señor Duncan, Rosalin suspiró de alivio y él la llevó a hablar en el sofá.-Debo decirte que hoy fui a la policía a denunciar a Evelin por acoso – Dijo serio el señor Duncan – Formalicé la denuncia. La verdad es que no fue muy alentador escuchar que tendrán el expediente abierto y tratarán de que una patrulla siempre esté cerca –-¿Quiere decir que puede ir presa? – Preguntó Rosalin –-Si llega a perpetrar un plan en nuestra contra irá presa – Respondió el señor Duncan – Lo que más me preocupó fue el hecho de que amenazara a mi hija y por otro lado estas tú a quien ella persigue junto con sus amigos drogadictos. No voy a permitir que ella te haga ningún dañ
¿Pruebas de infidelidad? – Se preguntaba Rosalin – ¿El señor Duncan conocía a Evelin desde antes que muriera su esposa Helen? ¿Kyle Duncan le era totalmente infiel a su esposa Helen? ¿Con Evelin? ¿Pero qué clase de hombre le hace eso a su esposa enferma de cáncer? Fue entonces que Rosalin encontró otro sobre blanco abierto con una corta carta de Helen. La cual decía:Kyle, éstas fotos llegaron a mis manos y yo no tuve el valor de mostrártelas. No tuve el valor de hacerte preguntas sobre esto, porque ya sabía yo que estaba enferma y no sabía cuánto tiempo de vida me quedaba. No quería que se rompiera la paz entre nosotros. Supongo que es alguien importante y después de meditarlo bien, he llegado a la conclusión que tal vez es la persona que traerá paz y sosiego a tu vida cuando yo ya no esté. Siempre tuya, Helen. Rosalin, cayó de rodillas con el rostro bañado en lágrimas. Sentía como un cuchillo afilado le traspasaba el corazón. -¿Cómo pudieron hacerle eso a una mujer que estaba mur
Todas las noches de esa semana, durante la cena, se dedicaban a escuchar a Sarah y sus desventuras aprendiendo su papel. El señor Duncan la miraba como preguntándole y ella volvía la mirada a su plato, luego, el señor Duncan, ayudaba a Sarah a estudiar el papel para la obra, hasta que Sarah daba las buenas noches agotada y Rosalin aprovechaba para escabullirse también a su habitación, ya que no quería hablar con ese hombre. Parecía que ella había sido la engañada y no Helen y aunque ella sabía lo seductora que podía llegar a ser su hermana, él pudo haberse negado, siendo que su esposa era una mujer enferma. Evitarle ese dolor. Así había pasado Rosalin, todas las noches de esa semana, dándole vueltas a los mismos pensamientos y agotándose de trabajo hasta casi desfallecer para ver si podía dormir, pero no lo lograba. No podía irse de la casa sin aclarar la situación con el señor Duncan y también que no sabía dónde buscar un lugar para alquilar. Tenía mucho trabajo en el atelier y co
Rosalin miró el brillo aterrados de los ojos verdes de Ricky. ¿Qué estaría pensando? Y más importante: ¿Cómo la encontraría la policía? ¿Cómo y cuándo volvería a ver al señor Duncan?-Ricky. Ese es mi nombre hermosura – Dijo Ricky, relamiéndose los labios – Te diré ¿Qué? – Dijo Ricky acariciando uno de sus largos mechones de cabello – Te dejaré en libertad si tu prometes hablar con Evelin y acordar el plan para que me devuelva el dinero que me robó o si no, yo iré a esa linda casa donde vives con el imbécil del Duncan y los destriparé a todos y a ti te dejaré de última porque primero me daré un gusto contigo antes de que no me sirvas de nada. ¿Está claro? Tú y tu hermana son tan diferentes – Dijo Ricky, llevándose el mechón de cabello a la nariz.-¿Ricky? – Lo llamó uno de los hombres que permanecían afuera – -¡Ya voy! ¡Sólo me estoy despidiendo! ¡Adiós hermosura! – Dijo Ricky saliendo del auto y de encima de Rosalin –Uno de los hombres la sacó de la parte de atrás de la camioneta y
Rosalin estaba muy ajetreada ayudando con los vestuarios, cuando se apagaron todas las luces y sintió que una mano la jalaba afuera de los vestidores, hacia el pasillo. Allí fue empujada contra la pared y vio parada frente a ella, a Evelin.-¡Hola, hermana!-¿Qué quieres, Evelin? Si la policía te ve, te van a poner presa – Dijo Rosalin –-Sólo quiero recordarte que Ricky está esperando su dinero. Él está esperando que tú se lo saques a Duncan.-El dinero que tú le robaste? – Preguntó Rosalin –-¡Déjate de juegos conmigo, Rosalin! Ricky, está contando con ese dinero y yo también. Entiende que si no se le paga, él me buscará a mí, pero ahora también te buscará a ti y hasta la niña de Duncan, con tal le entreguen su dinero, así que te recomiendo, que convenzas a Duncan de que pague esa cantidad.-¡No te prometo nada! ¡Hablaré con él! y no sé si él quiera pagar o entregarlos a todos a la policía – Dijo Rosalin –-Dile a Duncan que eso sería algo muy estúpido para hacer, porque él tomaría
El señor Duncan se levantó con ella rodeándole la cintura con sus piernas. Entraron al cuarto y la puso en la cama, donde Rosalin no recuerda mucho, sólo que sentía su boca y sus manos. ¡Oh sus manos! Por todas partes. Cada movimiento que hacía le lanzaba una ola de placer. Llegó el momento de él colocarse sobre ella y en ese mismo instante, se congeló y no sabía cómo decírselo, pero él lo supo y se detuvo para mirarla con la respiración agitada y sus ojos marrones, vidriosos bañados de deseo.Se quedaron mirando por unos segundos y el señor Duncan, tomando una bocanada de aire, hundió su cara en el cuello de Rosalin y permaneció así por varios minutos.-Lo siento – Dijo después de un momento con el tono de voz más relajado –-No, yo soy quien lo siente – Dijo Rosalin –- Me prometí a mí mismo que respetaría la promesa de respetarte hasta el día de la boda –-De verdad, te lo agradezco, porque fue una promesa que le hice a mi madre en vida y quiero cumplirla y tengo tanto miedo de que