Clarissa pasó toda la mañana con su hijo, y no lo soltó en ningún momento, ni para almorzar ni cuando se sentaron en la sala a charlar. Xavier se veía visible mente más pensativo de lo normal, pero, dentro de él se veía una extraña felicidad que la hizo sentir cómoda y feliz, y esperó que fuera suficiente como para que el hombre el fin encontrara la libertad que había buscado toda su vida. Cuando se despidió de Maxwell, irremediablemente el niño preguntó por Emanuel y ella le dio un beso en la frente. — Después vendrá a visitarte — le dijo y le dio un último abrazo. Cuando ambas mujeres regresaban a la casa de Clarissa, ella recibió una llamada del abogado, el primo de Johan, que parecía agitado y muy emocionado. — Lo hicimos — le dijo eufórico — el periódico tendrá que pagarte una buena suma de dinero por compartir tu información — Clarissa sonrió, parecía que comenzaba a ser un buen día — y bueno, la doctora Omaira está dispuesta a llegar a un acuerdo contigo para evitar la dema
Leer más