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Palabras que ofende.
Continuación:Narra Matías—Nada…, acabo de entrar— el miro hacia las puertas, terminé mirando junto a él dándome cuenta de que Daniel las había dejado semiabiertas.—¡Qué bueno, morro!, pero cuando un hombre quiere dialogar con otro, de macho a macho con pelo en el pecho no se esconde, llega de frente mostrando valentía.—Ahora salga de ahí y dígame en qué lo puedo ayudar—, me gustaría verlo usando un sombrero y bota de vaquero, se ve guapo el muchacho.«Pelinegro» no sé por qué mi cabeza me llevó a dudar que el muñeco con pelo de maíz de Sebastián tenga vela en este entierro, para mí que mi capricho le ha jugado chueco, pero eso no son mis problemas o tal vez esté equivocado.—Divórciese de mi mamá, ella es la mujer de mi papá Sebastián y no quiero que esté con usted— me quedé sin palabras por unos segundos y Daniel alzó las cejas. Agradezco que no sea Tobías el que esté aquí en este momento.—¿Qué me darás a cambio?—Lo que usted quiera, pero debe dejarla, ella está tonta, por eso
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Desesperación de madre.
Narra Ignacia.Estaba desesperada buscando a Luisa y a los niños en esta enorme hacienda que por más que trato me hace sentir intrusa, aún no me acostumbro a pesar de saber que apenas mi vida en este lugar está iniciando, ya que Matías está empecinado en hacerme pagar con humillaciones el daño que le hice en el pasado.Respiré profundamente pensando en todo lo que ha cambiado en mi vida en apenas unos días, como mi pasado volvió justo cuando menos lo esperaba; ese pasado que creía que jamás volvería a mí, pero volvió a pasarme todas las cuentas y entre ellas la que más me asusta pagar es la más grave de todas.— Si buscas a tu amiga está en el jardín— me detengo a mirar a la dueña de esa voz y es la misma señora que me dijo que este sería mi infierno.—Gracias, señora…, — moría por preguntar si es la madre de Matías porque me trata con desagrado, se levanta del sillón en el que está sentada y se me acerca.—Espero que no lo destruya como ya lo hiciste una vez — me habla en tono muy ba
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Ganas de enamorarse. 
Narrador. Por más que Luisa pidió ayudarle, Ignacia se negó queriendo ella realizar lo pedido por Matías con el fin de hacerle ver que nada de lo que estuviera preparado para buscar pisotearla la iba a amedrentar, y menos los trabajos domésticos. Aunque no niega que una vez odiaba suponerse haciendo esos tipos de labores, ahora no es más que algo que la ayuda a concentrar su mente para no estar de un pensamiento en otro. —¿Ina me puedes decir que pasa aquí? —. La voz de Luisa la tomó por sorpresa y dio un pequeño salto dejando caer un cubierto que tenía en las manos, estaba tan absorta divagando entre sus problemas que no esperaba que su amiga fuera a hablar con ella, debido a que estaba con los niños. —Pasa que Matías es el chico de quien te hablé hace tiempo—. Ella ni siquiera lo pensó para empezar a hablar, ya que lo necesitaba, al menos desahogarse la ayudaría a aclarar su mente. —¿Don verga sabrosa? — cuestionó con asombro e Ignacia se sonrojó tanto que su rostro de estar pál
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Loco obsesionado.
Narrador.Matías quería gritarle que no tenía que fingir tanto, que con solo negarse era suficiente, su contrariedad era tan grande que no sabía que hacer, todo estaba mal, parte de las cosas que había planeado para lastimarla ya no tenía deseos de hacerla. Iba avanzando cuando escuchó que Patricia al fin se había decidido a contar todo. —Hija, sé que estás enfadada conmigo y lo entiendo, pero escúchame, don John es un hombre engañoso, todo esto fue una trampa, incluso me pidió firmar ese documento falsificando la firma de tu padre, no le debemos nada, todo fue para obligarte a ser su esposa.—¿Te puso una pistola en la cabeza y te obligó? — inquirió Ignacia con sorna. A Patricia esa pregunta la dejó pasmada, ya que estudió con anticipación lo que suponía que ella diría, lo que no vio venir fue que le haría una pregunta como esa. —No, pero me engañó. A todos nos mintió, él no es un buen hombre, pídele el divorcio y aléjate de él— pedía escondiendo prácticamente todo para que Ignac
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A la sombra de otro querer.
Narra Matías.Me senté tras mi escritorio, encendí el ordenador moviendo el mousse y respiré honda y lentamente cuando el rostro de mi mujer invadió la pantalla. No llevaba maquillaje en aquella fotografía que hace tiempo pedí sacarle sin que ella tuviera idea y me gustó tanto que decidí ponerla de fondo de escritorio.De todas las imágenes que recolecte con los años esta es la que más me cautivo porque se ve tan distinta justo como ahora con unas cuantas pecas claras sobre su nariz la hacen parecer más joven que sus veintinueve años, que en dos meses pasaran a ser treinta. Mis ojos se deslizaron por sus facciones: la curva de sus cejas, la claridad de sus ojos azules, sus labios carnosos. Durante los momentos que me permití pensar en ellos, ansié sentirlos sobre mi piel, aunque se entrega a mí, no ha sido capaz de brindarle caricias a mi cuerpo más que la mordida de represalia de esta mañana, pero aun así para mí sus besos, aunque no son por amor son como una bendición para mi desola
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Daga de doble filo.
Narra Matías.Lo veía rascarse la cabeza como si le costara decirme qué es lo que ha analizado y conociendo a Tobías, sé que ha de ser un plan macabro porque este muchacho está más podrido que yo en todos los sentidos, pero no me quise adelantar y me recosté de mi escritorio, crucé los brazos sobre mi pecho y del mismo modo las piernas a medida que esperaba a que se decidiera a decirme que es eso tan maravilloso que tiene en mente.— Necesitamos mantener a Juan el ex perro fiel de Miguel Martínez en la cárcel— me mira en espera de mi reacción y asentí dándole la razón.— Para eso debe cometer un delito grave para que su condena sea larga, y tú tienes este tormento llamado Sebastián—, enarqué una ceja, pero me quedé en silencio y el cuándo no me vio con plan de agregar nada siguió— nunca has pensado que si Sebastián muere te quitas un gran problema de encima— negué sin decir una sola palabra.— Matías, a pesar de que digas que no, te mueres por esa mujer, se nota la chispa en tus ojos
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Un solo temor.
Narra Ignacia. No sé qué me tiene más enferma, si la debilidad de mi cuerpo o la pena tan grande que tengo en mi alma. Después de qué mi mundo el cual creía perfecto se fue desgranando poco a poco he descubierto qué no solamente estaba hecho a base de mentiras sino de personas falsas.Tengo tantos sentimientos encontrados, qué me cuesta asimilar qué es correcto y qué es incorrecto, hoy por primera vez le he pegado a la mujer que creí que era mi madre y aunque me digo a mí misma qué no debería sentir remordimiento, igual lo hago.Ahora que estoy sola en esta habitación me pongo a pensar, ¿hasta dónde llegará el odio que siente Matías por mí?, sé que mis acciones pasadas le lastimaron tanto el orgullo como el alma, pero no siento que sea la justificación para que confabule tanto para dañarme la vida.Aunque la parte de mí que desea obtener su perdón me pide que vaya a él y le aclare muchas de las cosas que escuchó por parte de Patricia debido a que sé qué le deben haber dolido mucho c
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Magnetismo.
Narra Ignacia.—Ella no lo hará, mi mamita no deja a las personas que quiere— le asegura.—¿Y si a mí no me quiere? — qué demonios trata de hacer diciéndole eso a mi hija.—Voy a pedir a este amuleto que te quiera mucho, yo te quiero— ella lo abrazó y él parecía luchar, pero terminó correspondiendo, entonces vi que la tomó en brazos.—Vamos a dormir y no me has respondido que opinas de la propuesta— los escuchaba a mi espalda porque corrí con las puntas de los dedos de los pies que ni toda bailarina de ballet podría superarme, me tiré a la cama y me metí debajo de las sábanas fingiendo dormir.Olvidé mi propósito o simplemente no quiero discutir. Dormirme con esta sensación bonita es distinto a dormir sintiendo amargura.—Ya no siento miedo, y cuando lo haga tengo tu amuleto—, sentí como él dejó a Camil al otro lado de la cama.—Bien— susurró tratando de mantener un tono bajo y no sé por qué, pero lo sentía mirarme, y me costaba fingir que duermo, sin embargo, luchaba porque su molest
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Mujer indiferente.
Narrador. Luisa dejó a Iván con India como Ignacia le había pedido, ya que ella tenía que ir a trabajar, pero cuando iba a salir de la hacienda se lo impidieron y se sintió furiosa, tanto que no evitó decir unos cuantos insultos a los guardias que protegen el lugar. —Que tranza chulada, por qué andas gritando tan temprano ni que fueras un gallo despertador. Pareces descontrolada — la saludó Tobías a su manera y ella, que estaba muy enfocada en decirles sus verdades a los guardias, cruzó los brazos sobre su pecho y no lo volteó a verlo, actitud que hizo sentir a Tobías abochornado y muy furioso. —A ti que más te da que parezca gallo, perro, gato o un corral completo.—Desayunaste con Gilet— le preguntó ofendido.—Si así fuera tampoco es tu problema— ella cerró los ojos pidiendo internamente que se aleje de su lado, pues Tobías causa ese destello en su estómago y prefiere disfrazarlo con antipatía.«¿Qué se piensa esta?», refunfuño en su interior, dándose cuenta de que nunca ha sido
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Hasta que la muerte nos separe.
Narra Matías.Apoyé las manos sobre los fríos azulejos y absorbí la baja temperatura de aquel castigo en forma de diluvio hasta que penetró en mis huesos. Soy un gilipollas y un egoísta, quiero más de lo que me pertenece, por esos chamacos hubiese sido mejor hombre, me habría alejado de Ignacia, pero, en vez de ello, la convertí en mi esposa e hice que la noticia de nuestro matrimonio fuera divulgada en todos los medios conocidos, en lugar de mantenerlo como un secreto entre unas cuantas personas. Pero no yo para embarrarla en grande y hacer que Ignacia se quisiera morir, cosa que no logré, sino que más bien la he puesto en peligro y con ella a los niños. Me enjaboné, limpiándome rápidamente el sudor que he conseguido toda la noche a pesar de que el aire estaba encendido, pues me tocó pasarla bien mal porque no solo la castigué a ella sino a mí mismo en el proceso. Pocos minutos después, me detuve frente al espejo. Me pasé los dos dedos por la cara al notar que necesitaba un afeita
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