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El precio de la estupidez
Para cuando Liliana despertó, la casa era un desastre.—¡Por dios! ¡Alguien deténgalos!Ella aturdida miro a su alrededor estaba completamente desnuda y el cuerpo de dolía terriblemente, pero no había absolutamente nadie. Los gritos de los trabajadores la inquietaron aún más.Cuando estaba buscando que ponerse, el estruendoso ruido de algo rompiéndose afuera la hizo salir de inmediato.Al salir, uno de los internos de Armando casi se tropezaba con ella. Estaba por seguir corriendo, cuando se dio vuelta inmediatamente y sin decir nada, la tomó de la mano y la llevo prácticamente a rastras hacia donde se escuchaba el alboroto.Se quedó helada por un segundo, al verlos a ambos completamente golpeados y llenos de sangre.—¡Quiero que te largues hoy mismo!Rugió Héctor casi pareciendo una bestia salvaje. Oliver por su parte frunció el ceño con algo de incomodidad, pero sin perderlo de vista.—No lo haré, ya te dije que por más que lo intentes, ella no es nada tuyo. No deberías forzarla a es
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Un cautiverio voluntario
Héctor estaba llegando a pensar que viviría con ese dolor en su pecho por el resto de su vida sin importar lo que intentara.Y, si él no podía tener lo que tanto quería, nadie más podría tenerlo.Desde el inicio, Liliana debía estar con él diez años, mientras no supiera nada del estado del contrato, debía aprovechar el tiempo que tenían, para buscar una manera de atarla definitivamente a él.Tenía que...*******—¿De verdad planea quedarse aquí?Preguntó Leo extrañado. Oliver lo había llamado para encontrarse en medio del bosque. Pese a su miedo de encontrase con un asesino y terminar de brocheta, hizo lo que se le ordenó y llevo su ropa.Oliver se encontraba en la rama de un árbol bastante alto y observaba a cierta dirección.Sin mucha dificultad, se bajó y tomó sus cosas. Con bastante seriedad, se comenzó a cambiar y con una expresión indiferente parecía pensar algo muy seriamente.—¿Trajiste mi teléfono?—Si señor.Leo extrañado miró a sus alrededores y pudo notar al fin, la enorme
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Esto está mal
—No. Oliver, debes ser consciente de las cosas, esto no es nada negociable, si se lo dices a Barbara seguramente no lo tomara nada bien. Sería como decirle que solo tú puedes controlar a su hijo. ¿Te das cuenta de eso?Ernest veía a Oliver como un bicho raro. ¿No se suponía que iba a tratar de arreglar las cosas? ¡¿De dónde salio la idea de vivir con ellos?! Casi quería abrir su cabeza para ver dónde había alojado tanta estupidez últimamente.Pero para su descontento, Oliver ya había hecho sus movimientos y Bárbara ya había preparado todo. Permaneció a su lado desde que Héctor lo había echado, salvo por los viajes extremadamente necesarios al extranjero, no se había separado de ellos en absoluto. Como un buen vecino silencioso, nadie se había percatado de su presencia.Para su fortuna, la marca le daba cierto camuflaje con Héctor, por lo que solamente si se le dijera lo que en realidad estaba pasando, lo notaría. En ese momento ya no estaba prestando atención a los reclamos de su tío,
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¡¿Qué clase de final de mier... es éste?!
Al enterarse de que Liliana estaba en el hospital, Oliver se alarmó. Llegó presa del pánico y se dirigió rápidamente al consultorio de Armando. Este al verlo entrar, aspiró frio, pero trató de controlar sus emociones.—¿Cómo está? ¿Qué le paso?Con la boca agria y el resentimiento hacia Héctor en aumento negó con la cabeza. Estaba por mentir nuevamente y no podía hacer más que bajar la mirada mientras respondía sin fuerzas.—Ella tuvo un aborto.Los ojos de Oliver se enrojecieron al instante y su boca se abrió y cerro varias veces mientras las lágrimas comenzaban a caer tristemente. Se dejo caer al suelo mientras se cubría la boca, lleno de dolor y tristeza.Armando sintió como se le hacia un hueco en el estómago y contuvo el llanto.—La fiebre fue demasiado alta y... Oliver se puso de pie lentamente y lo miró directamente. —Espero, que los motivos que quieras decirme sean viables y válidos, o de lo contrario créeme que no habrá lugar en el mundo en el que puedan esconderse. Sé much
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Esto no puede ser posible
Como siempre cenó y se ducho para dormir. Ya estaba en su cama, pero al recordar las palabras de Tamara comenzó a sentir culpa. —Creo que mejor borro eso, tal vez si exagere un poco. Abrió la aplicación y busco sus comentarios. << ¿Quién esa loca?>> << ¡¿Qué te pasa?! ¡La historia es genial!>> << ¡No te desanimes autora! ¡Nosotros estamos contigo!>> Al leer los comentarios entonces también se sintió avergonzada. Suspiro profundamente y comenzó a eliminar todo pese al grito de su orgullo interno. Hasta llegar al último comentario, encontró la respuesta de la autora. Sintió aún más nerviosismo, vergüenza y arrepentimiento. Ella misma no recordaba todo lo que había escrito en el calor del momento y ya se sentía muy arrepentida. Con resignación tomó valor y comenzó a leer. << Como muchos sabrán, yo siempre he amado escribir. Mis historias y personajes son una parte que más amo y cada uno deja huella en mí aún mucho tiempo después de terminar una historia. La verdad durante este de
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Esto no es lo que parece
Las mordidas terribles eran demasiado dolorosas. Héctor parecía querer comérsela completa en ese instante. Ella en algún momento comenzó a lloriquear y forcejear, pero fue ignorada por completo.Parecía un gatito intentando pelear contra un tigre. Bianca se mordió los labios con fuerza tratando de mantenerse lo más consciente posible. Y así, paradójicamente, el dolor por las mordidas le ayudaba un poco.Su cuerpo estaba en llamas, podía sentir como entre sus piernas se sentía el líquido que mostraba su excitación. Fue recostada en el suelo y Héctor comenzó a tocar con sus dedos su entrepierna.—¡Ahhh! ¡Ngh! No, no lo hagas… ¡Idiota suéltame!Sin saber cómo, una fuerza procedente de su interior pareció extenderse por el lugar.Héctor frunció el ceño y se alejó un poco el olor era algo agresivo y un poco desagradable. Bianca con mucha dificultad, trató de tomar su bata pero ya estaba rota. Rechinó los dientes y como pudo la acomodó para cubrir las zonas importantes.“Debo salir de aquí
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Tú eres mi favorito
—¿Debería dejar que me llamen Liliana?Pensó mientras caminaba por las calles admirando los alrededores.—Este lugar no es diferente a mi casa. Por lo menos la escritora no puso animales fantásticos brujas y eso. Agghh, ¿Porque cuando alguien quiere dar su opinión le pasan cosas malas? De verdad que esto solo puede describirse como injusticia divina.Suspiró profundamente y entro a una cafetería. Se sentó y saco la cartera. Una hermosa y brillante sonrisa se dibujó en sus labios, mientras sus hermosos ojos brillaban también con emoción. Había varias tarjetas bancarias y bastante dinero en efectivo.—Tanto dinero y sin mover un dedo... JijijiAl irse Armando, descubrió que al liberar sus feromonas su cuerpo comenzaba a sanar perceptiblemente con más rapidez. No era como las historias de superhéroes, pero lo suficiente como para poderse mover con relativa facilidad, eso fue suficiente.En la habitación había cambios de ropa de excelente calidad, zapatos y su bolso también era de diseña
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Nunca te aceptaré
Tenía miedo, sentía ansiedad, quería acercarse, tocarla, abrazarla y tomarla con todas sus fuerzas. Pero la poca línea de cordura que le quedaba lo hizo desistir. Desvío la mirada y apretó los puños y dientes mientras se iban alejando. —¡Liliana! ¡Liliana! ¡¿En dónde estás?! ¡¡¡Liliana!!! La voz desesperada y llena de ansiedad e impotencia de Héctor llamó la atención de todos. Él y varios hombres corrían por la calle buscándola. «Por favor, por favor… que ella no recuerde…» —¿Ése no es el señor Barner? Preguntó una persona. —Oye, ¿No es el que primero dijo que su esposa estaba muerta y al final se retractó? —Jejeje parece que a alguien le dieron una probada de su propio chocolate. Las miradas burlonas y curiosas lo rodearon y apretando los puños siguió buscando. —¡Su esencia sigue por aquí! ¡Encuéntrela! Gritó a sus hombres mientras se dirigía a la cafetería. —¿Héctor? La voz de Ethan le taladró los oídos. El imbécil se había ido esa noche para terminar con los asuntos de
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Nunca te pedí que lo hicieras
Como si algo se estuviera rompiendo en su cuerpo, Héctor la miró completamente aturdido y en shock.Su pecho y nuca dolían como el infierno. Mientras ella estaba ahí, tranquilamente de pie como si nada estuviera pasando.Tal vez no todo sería igual a la última vez. Lo sabía y entendía que al regresar y hacer todo de manera distinta, el efecto también sería diferente. O eso pensó. Él había regresado justo antes de perder el conocimiento después de violarla.No pudo hacer nada para evitarlo y en su inconsciencia, recapituló lo que estaba pasando a su alrededor.Desafortunadamente no podía deshacer lo que ya había hecho Ethan, y tampoco podría borrar de su memoria las palabras ya dichas. Sólo esperaba que la mujer que sentía esa “obligación” de estar con él, siguiera sintiendo lo mismo que al inicio. Él cada que la hería, se daba cuenta de su sutil afecto, pese a ella misma querer negarlo. Pero en ese instante, nada era igual.—Liliana…Quería pedir perdón, tratar de conseguir un minu
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Un Omega para diez esposos
Héctor sentía como si cada célula de su cuerpo explotara de dolor. Se sentía tan desesperado, estresado y cansado, que ya no se veía como el Héctor fuerte e imponente de siempre. Había sido tan drástico y sorprendente su cambio, que todos a su alrededor comenzaron a sentir temor por las marcas. Sobre todo, los alfas y omegas sin pareja.—¿Cómo te sientes?Pregunto Oliver con una sonrisa mientras acariciaba su mejilla suavemente. Para Bianca que todavía después de una semana creyó que era un sueño, estaba comenzando a entrar en pánico.La sonrisa y la perfección de Oliver eran tan drásticas que era intimidante. Ella obviamente sentía incomodidad y preocupación.“¿Qué pasaría si descubrieran que “su” Liliana no está?”—¡Liliana! ¡¿Crees que soy un maldito juego o qué?!Por un segundo había olvidado a Héctor, por lo que sus gritos le lastimaron el oído. Se lo quitó de su oído un momento y frunciendo el ceño lo volvió a poner.—Oye, ¿Crees entonces que yo sí? Tienes a Ethan, ¿Querías el d
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