—No. Oliver, debes ser consciente de las cosas, esto no es nada negociable, si se lo dices a Barbara seguramente no lo tomara nada bien. Sería como decirle que solo tú puedes controlar a su hijo. ¿Te das cuenta de eso?Ernest veía a Oliver como un bicho raro. ¿No se suponía que iba a tratar de arreglar las cosas? ¡¿De dónde salio la idea de vivir con ellos?! Casi quería abrir su cabeza para ver dónde había alojado tanta estupidez últimamente.Pero para su descontento, Oliver ya había hecho sus movimientos y Bárbara ya había preparado todo. Permaneció a su lado desde que Héctor lo había echado, salvo por los viajes extremadamente necesarios al extranjero, no se había separado de ellos en absoluto. Como un buen vecino silencioso, nadie se había percatado de su presencia.Para su fortuna, la marca le daba cierto camuflaje con Héctor, por lo que solamente si se le dijera lo que en realidad estaba pasando, lo notaría. En ese momento ya no estaba prestando atención a los reclamos de su tío,
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