Hace unos 15 años atrás...—¿Por qué debo tener amistad con esos niños feos papá?, no me gustan, ellos son muy malos conmigo, obliga a Guido es el mayor por unos minutos pero no a mí, ¡Por favor padre!—no puedo evitar lamentarme fingiendo que voy a llorar, cuando hago eso mi padre siempre cede a todo lo que pido.—Alana mi pequeño tesoro, debes saber que como mi hija es tu obligación y la de tus hermanos que trates bien a todos los invitados que vienen a nuestras reuniones, ¿No queremos dar una mala impresión verdad?—Quiero hacer una gran rabieta, pero mamá dice que ya tengo 8 años y que las niñas de mi edad no hacen esas cosas, se comportan como todas unas señoritas.Suspiro con resignación antes de responderle a mi padre—No, padre—Él me da una mirada tan llena de orgullo, que cuando hace eso me hace sentir que soy muy especial para él, haría todo lo que me pida con tal de ver esa mirada destinada para mí, sé que soy la niña de sus ojos, su tesoro como le gusta llamarme siempre, así
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