Capítulo 38. Un buen empleado
Tal como se lo indicó Macarena, Richard se presentó a su oficina con la intención de tomar el puesto de secretario. Se vistió con un sencillo traje negro con corbata y camisa blanca. Se recortó la barba para mantenerla prolija y se peinó los cabellos hacia atrás con un gel. Por suerte, Sonia aún seguía durmiendo y el bebé estaba bien atendido por la niñera. Pero, por las dudas, le dejó una nota a su esposa que decía: “Fui a una reunión urgente. Regresaré al anochecer. Te quiero, amor” Por suerte, Macarena lo atendió enseguida. Pero en lugar de abrazarlo y besarlo, solo permaneció en el escritorio, con cara de póker, mientras le miraba de arriba abajo. Luego, con una voz de tremendo aburrimiento, le preguntó: -¿Qué desea, buen hombre? ¿En qué le puedo ayudar? -Vine aquí por el puesto de secretario que requiere para su empresa – respondió Richard, mostrándole su curriculum. Macarena lo tomó y lo abrió. Le dio una ojeada rápida y lo cerró, dejándol
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