Capítulo 50. El hermano del guardaespaldas
Danilo estaba patrullando entre los pasillos de la mansión. Hizo un forzoso intento por no bostezar ni tirarse al sillón de la sala para dormir, como lo hizo la otra vez. Pero el problema era que ese mueble le resultaba más cómodo que la cama donde dormía. Y justo estuvo a punto de volver a hacerlo, cuando un colega suyo lo detuvo y le dijo: - Oye, no es profesional hacer esto. El sillón fue inventado para que las visitas se sienten, no para que se use de cama. - Lo siento – dijo Danilo, apenado – En ese caso, iré al patio a patrullar. - Sí, será lo mejor. Así le dices a esos inútiles guardias que hagan mejor su trabajo. Ja ja ja. Danilo, ignorando los comentarios despectivos de su compañero de trabajo, fue al patio de la mansión, cuyo tamaño era más grande que dos canchas de fútbol juntas. Pero era bastante sencilla, apenas tenía un jardín de plantas exóticas provenientes del continente asiático, un mini zoológico conformado por un elefante, dos jirafas y un león, un helipuerto pa
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