86. Maryam había caído en una fuerte droga.
El rey apretó tan fuerte las manos alrededor de los muslos de la chica que estaba seguro de que los dedos le quedarían marcados durante al menos un par de días y ese simple pensamiento lo excitó tanto a que sus lamidas se incrementaron, intercaladas con succiones y suaves mordidas a medida que la chica se arqueaba y revolvía llenándolo todo con sus gemidos. Desde abajo podía observar cómo la mujer castigaba sus senos tal y como él había ordenado y eso solo hizo que quisiera sentir su orgasmo.Así que sin dejar de saborear, lamer, succionar y chupar entre sus piernas, llevó un dedo a su vagina, empapándolo bien con sus fluidos, sin llegar a penetrarla, tan solo llenándolo del producto de su placer mientras seguía llevándola al abismo y llevaba el dedo a su otra entrada, penetrándola con cuidado, lentamente, sintiendo como casi estuvo a punto de correrse por ese calor y presión, era tan estrecha que no podía casi aguantar en reclamarla, pero primero quería sentir como le daba su primer
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