94. Es la hora…
Maryam y sus hijos comieron entre risas hasta que Padme entro a la habitación para saludarlos.—¡Abuela! —Los pequeños casi saltaron para ir al encuentro de la mujer quien los recibió con besos y sonrisas.— Papá nos envió un gran desayuno — aseguró un niño.— Y flores para mamá — dijo otra niña.— Ya lo veo, comer todo lo que queráis, pero no tardéis, ya llegaron los estilistas para ponernos a todos guapos — explicó la mujer.Maryam estaba muy feliz, pero no podía evitar pensar en quienes ya no estaban, su hermana a pesar de lo mal que se había portado con ella, ella la había querido. Le gustaría que las cosas hubieran sido diferentes y tenerla allí sin rencores ni envidias, para disfrutar de ese día como cuando eran niñas. Pero sobre todo le faltaba su madre.Maryam ya podía imaginar a su madre con los ojos abnegados en lágrimas, sonrió al pensar en que siempre dijo que quería verla casada con un hombre rico, eso a Maryam le daba igual, se casaría con Darius así fuera el hombre más
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