Habían pasado tres meses, meses tristes en que lo único que hacía era estudiar todo el día, tratando de mantener mi mente ocupada y alejada de los pensamientos que iban dirigidos a Valentina.No podía quejarme del lugar, estaba con mi mamá, mi padrastro, mis tíos, mis primos y Maria, la sobrina de mi padrastro. Quien era una persona muy agradable. Pero me hacía falta Valeria, mi mejor amiga; Calina, mi papá y aunque no lo iba a aceptar en voz alta, Valentina también. En dos meses había logrado encariñarme con Valentina, más que eso, me había enamorado de ella. Nadie en su sano juicio podía haberse enamorado de ella después de todo lo que me hizo pasar. Pero al parecer yo había perdido la razón.Suspiré frustrado. No lograba mantener a Valentina alejada de mis pensamientos ni un minuto y a medida que pasaba el tiempo más difícil me era mantenerla alejada de mi mente.– Edward – Alce la mirada al escuchar la voz de María – ¿Quieres que dejemos así?– ¿Qué? – Pregunté sin saber a qué
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