֍ Santiago ֍
Desde la desaparición de Edward, otro actor interpretó su papel. Debido a que Edward era uno de los actores esporádicos, su ausencia no afectó mucho la grabación de la película. De hecho, las grabaciones habían continuado normal durante los meses que llevábamos sin él. Nada cambió con su desaparición, ni siquiera la manera en que Valentina y yo nos tratábamos, lo que si cambio fue su estado de ánimo, siempre estaba de mal humor.
Valentina y yo habíamos intercambiado un par de palabras desde nuestra ruptura, pero ni ella ni yo nos habíamos sentado a hablar, hasta ese día en que me dijo que quería hablar conmigo. El motivo de nuestra conversación era de "nosotros" así me lo había expresado por llamada. Así que cuando tuvimos un receso en las grabaciones fui hasta su camerino donde se encerraba cualquier tiempo libre que nos daban.
Llamé a la puerta y me asomé. Ella me miró atenta y con un movimiento de su mano me indicó que pasara.
– Cierra la puerta por favor – Me pidió sentándose en el sillón junto a la pared y me señaló el espacio libre a su costado.
Me dirigí hasta donde estaba Valentina y me senté a su lado. Ella me miró con atención sin perder detalle de mis acciones y eso me puso más nervioso de lo que ya estaba.
– Solo quería pedirte perdón – Hablo ella, rompiendo el silencio – Lo siento – Sabía lo difícil que era para ella decir esas palabras, pero en ese momento eso no me pareció suficiente, con ella siempre era lo mismo, y a veces sentía que no íbamos a ningún lado.
– ¿Por qué? ¿Por dejarme plantado o por no darme explicaciones? – Pregunté decepcionado y desanimado
– Lo siento por todo Santiago, por ser una mala novia, por pensar solo en mí, por no tener en cuenta lo que sientes, por ocultarte cosas, por no estimar tus esfuerzos… lo siento por todo por lo que sé que he hecho. Lo siento por hacerte sentir tan inseguro – Su mano acarició mi rostro con cariño, algo tan impropio de ella – Y por causarte tanto dolor, lo siento por tratar de solucionar mis problemas sin contar contigo y sobre todo por no poder darte lo que quieres de mi – Baje la cabeza con tristeza – Yo te quiero Santiago – Dijo alzando mi rostro para que la mirara – De verdad te quiero y no quiero volver a verte triste, no sabes cómo me duele que estés así por mi culpa. Te debo muchas explicaciones y millones de lo siento, sé que debí buscarte antes, y hablar contigo de esto, pero... no me sentía preparada para hacerlo, estas semanas me la he pasado pensando en cómo debía disculparme, un par de palabras no eran suficientes para arreglar lo que hice, te decepcioné y te fallé…– Acerqué mi mano con temor a la suya que estaba sobre mi rostro y me detuve sin saber cómo reaccionaría. Valentina me invitó a que lo hiciera así que tomé su mano y la aparté de mi rostro sin soltarla.
– Yo te amo – Dije sintiendo su suave piel bajo mi mano – Yo te perdonaría todo Valen preciosa – Valentina sonrió aliviada y aunque sabía que lo que iba a decirle acabaría con esa aparente alegría tenía que hacerlo – Pero no soy un paño de lágrimas, ni la opción segura cuando las cosas te salen mal – Ella sacó su mano de la mía y me miro casi ofendida – No quiero que te molestes, acepto tus disculpas y me disculpo también, pero antes de que me plantees la idea de volver quiero decirte que esto no va a ninguna parte y no quiero que nos hagamos más daño
– ¿Por qué? – Suspiré profundo para responder su pregunta.
– Tu conoces mejor esa respuesta que yo
– ¿Edward? ¿Sigues ofendido por lo que pasó? Te expliqué todo – Respondió poniéndose en pie molesta – Lo lamento, sé que hacer aquello fue muy infantil de mi parte…
– Lo escuché, me diste una explicación, pero te conozco y sé que mentiste…
– No empieces de nuevo – Pidió girándose hacia mí, sin sentarse de nuevo
– No quiero discutir contigo de nuevo – Hablé con sinceridad – Pero te veo triste y me preocupa, conozco el motivo de tu tristeza...
– Estoy normal – Me interrumpió dejando claro que no quería seguir hablando
– Hablé con la doctora – Le dije y ella apartó la mirada– Me dijo que la última vez que fuiste fue en octubre
– Las sesiones no sirven para nada – Dijo sin mirarme en ningún momento – Lo dejé
– Valen… sé que hay cosas que no puedes decirme, pero sabes que puedes hablar con ella... tú sabes que es por tu bien
– ¡Llevo cinco años escuchando lo mismo! – Se giró finalmente hacia mí, pero estaba más seria de lo normal – Cinco años Santiago, intente creer que era verdad, pensaba que había algo mal conmigo, pero no es así, estoy bien, es normal que las personas mueran, no necesito recibir terapia para entender eso y es normal sentir dolor por eso, tengo experiencia… ya lo entendí. Es momento de cerrar ese ciclo en mi vida, ya está bien
– Eso debería decirlo la doctora, ella está muy preocupada por ti y yo también
– No entiendo porque, te dije que estoy bien
– Me preocupa que no quieras hablar con nadie de lo que estás sintiendo, me preocupa que sientas que Edward te abandonó, no quiero verte de nuevo en el estado que quedaste cuando Jimena se fue… pero se repite Valentina, empiezas a caer en una espiral y siempre vas más profundo… no sabes lo impotente que me siento al no poder hacer nada por ayudarte
– No siento nada de eso – aseguró – Jimena era mi amiga
– ¿Edward no?
– Es diferente
– Si, con Jimena no te besabas – Le dije con un poco de dureza – Si no quieres hablar con la doctora, habla conmigo, sabes que guardaré todos tus secretos, siempre he estado para ti y siempre voy a estarlo
– Yo te agradezco mucho todo Santi, pero si lo que siento desapareciera solo con decirlo, ya lo habría hecho
– Quizás si lo intentas podrías sentirte mejor – Valentina sonrió con pesar y negó con la cabeza – Yo sé que tú me quieres, no tengo dudas – Hable mirando hacia otra dirección – Es quizás... ese el motivo que no te deja aceptar que te enamoraste de Edward...
– Estás loco – Interrumpió Valentina, me reí con desánimo mirando mi anillo de compromiso
– Quizá un poco, pero no ciego – Valentina me miró con fastidio, así que me apresuré a aclarar la situación – No me malinterpretes Valen, no te estoy reclamando, sabes que te amo, pero yo sé que tú a mi no. Conozco los sentimientos que Edward tiene por ti y sé que tú sientes lo mismo por el
– Estas equivocado…
– No, tú intentas convencerte que todo lo sucedido con él fue solo actuación, pero tú sabes que no es así, sé que no esperas escuchar esto de mi porque ante todos aún soy tu prometido, pero en el fondo sé que este matrimonio no se llevará a cabo. Desde la muerte de Sebastián nunca volviste a ser la misma, sé que todos cambiamos con su muerte, pero él te apagó– Valentina hizo un gesto de aburrimiento, ya habíamos hablado de eso antes – Pero cuando Edward apareció parte de ese brillo regresó y aunque siempre me encontraba celoso por eso, me hizo feliz verte mejor, reías más, te volví a ver feliz – Valentina me miró atenta en esta ocasión sin decir nada, aunque sabía que estaba pensando de todo – Yo no podré hacerte suficientemente feliz, pero tal vez el si
– Me casaré contigo porque te quiero y porque así lo decidí…– La miré con tristeza, porque era consciente que tenía que tomar una decisión difícil para mí.
– Pero yo no me casaré contigo – Valentina me miró con incredulidad, estaba tomando una decisión dolorosa, pero lo hacía por su bien – Lo único que te ha impedido aceptar lo que sientes por él es el cariño que sientes por mí, sé que quieres intentarlo y sé que me quieres, pero siempre me vas a ver cómo un amigo, en cambio no puedo quitarte la posibilidad de ser realmente feliz con él
– No puedes romper el compromiso – Exclamó de inmediato
– Terminamos hace más de tres meses – Le recordé
– Tuvimos un problema, las parejas tienen problemas, pero lo arreglaremos
– No te sientas herida, no quiero lastimarte ni lastimar tu orgullo, solo quiero lo mejor para ti
– Lo mejor para mí eres tú
– Lo mejor para ti es lo que quiere tu corazón y eso no soy yo
– ¿Por qué todos quieren decidir por mí? ¡Yo te elegí a ti, no quiero que me sermonees, ni que me digas que Edward es mejor para mí!
– Valentina yo de verdad quiero verte feliz, tu felicidad es mi felicidad
– ¿Y a tu lado no puedo serlo?
– ¿Tú me amas?
– Santi…
– Ni siquiera puedes mentir
– Puede que ahora no, pero lo haré – prometió, ella tomó mi mano y esta vez fue mi turno de soltarme
– No creas que para mí es fácil tomar esta decisión – Dije con un nudo en la garganta y un dolor en el corazón – Creí que nunca volverías a mirar a nadie como mirabas a Sebastián, pero entonces vi que Edward aparecía en tu vida y te devolvía las ganas de vivir, entendí que mi tiempo a tu lado había terminado
– Santi...
– Princesa, eres lo más lindo que la vida me dio, pero yo no soy Sebastián y tampoco Edward, en tu corazón solo hay espacio para una sola persona… Sebastián murió, así que espero puedas estar con Edward, todos queremos que seas feliz – Me puse de pie sintiendo que no sería capaz de seguir hablando con aquella calma – Sé que esto me dolerá más a mí que a ti, pero es necesario que terminemos Valentina, que acabemos esto de verdad y busques a Edward, dile que sientes lo mismo y se feliz a su lado
– Santiago no me hagas esto por favor – La miré con un profundo dolor en mi corazón, pero no iba a retractarme– ¿Tú no has pensado en que será de mi si me dejas? Me he mantenido en pie estos años por ti, porque has estado a mi lado… pero si tú también me dejas…
– Yo siempre voy a estar para ti Valen, mientras esté vivo siempre podrás contar conmigo, porque eres mi amiga y porque te… te quiero mucho, además porque estoy en deuda contigo – Los ojos de Valentina se llenaron de lágrimas y sentí que los míos también.
– Todos quieren tomar decisiones por mí, lo que piensan que es mejor para mí, pero nadie se detiene a pensar si esas decisiones me agradan… pocas personas saben lo que soy y muchas menos deciden quererme – La tristeza en la voz de Valentina era demasiada. Ella caminó hasta que estuvo en frente mío de nuevo – Estoy cansada Santiago de tener que perder a la gente que quiero, de que todos decidan dejarme cuando no logran entenderme o cuando los decepciono, pero tú no eres así, te has mantenido a mi lado a pesar de que sabes como soy, a pesar de que sigo enamorada de Sebastián, a pesar de todo… tu nunca me has dejado sola, aunque estés enojado me escuchas… ¿Por qué sigues creyendo que estaría mejor al lado de una persona que huye cada vez que intento ser yo misma? – Baje el rostro y alce mi mano para secar una lágrima rebelde – Contigo aprendí Santiago, que el amor no es egoísta, porque tú no eres egoísta – Sonreí al escuchar sus palabras y la mire, a pesar de todo lo que había dicho, la decisión había sido tomada, llevaba dos años intentando hacerla feliz y había fracasado,, en cambio Edward había encendido algo en ella, una chispa que creí se había extinguido, y aunque al principio me dolió no pude ser egoísta, yo quería lo mejor para ella y lamentablemente eso no era yo.
– Y por ese motivo Valen, quiero que entiendas que sentir lo que sientes no está mal, se tu misma, y entiende de una vez que siempre cuentas conmigo, con mi apoyo, te escucharé, aunque me hables de él… tú debes ser feliz Valen, te lo debo
֎ Jimena ֎Valentina Lorens había sido mi mejor amiga, de hecho, había sido la única persona a la que había considerado una verdadera amiga, pero las cosas cambiaban y aunque odiaba que lo hicieran, no podía evitarlo. La última vez que había visto a Valentina de frente, había sido en la sala de mi casa cuando me dio la noticia de la muerte de Sebastián. Recordaba aquello como si hubiera pasado hacia poco.Apreté con fuerza el control del televisor molesta y más que molesta decepcionada. El timbre que anunciaba la llegada de alguien sonó sacándome de mis recuerdos. Me tomé la copa de vodka y abrí sin mirar. Ya no me importaba si me mataban o si me encontraban, las cosas se me habían salido de control y no podía perder nada más, porque ya no me quedaba más que la vida.– Alan ¿Qué haces aquí? – Al abrir la puerta ante mis ojos apareció mi ex amante. El pasó por mi lado, agobiado, no respondió nada, tomó la botella de vodka que estaba en mi mesa y tomó directamente de ella. Cerré la pu
Habían pasado tres meses, meses tristes en que lo único que hacía era estudiar todo el día, tratando de mantener mi mente ocupada y alejada de los pensamientos que iban dirigidos a Valentina.No podía quejarme del lugar, estaba con mi mamá, mi padrastro, mis tíos, mis primos y Maria, la sobrina de mi padrastro. Quien era una persona muy agradable. Pero me hacía falta Valeria, mi mejor amiga; Calina, mi papá y aunque no lo iba a aceptar en voz alta, Valentina también. En dos meses había logrado encariñarme con Valentina, más que eso, me había enamorado de ella. Nadie en su sano juicio podía haberse enamorado de ella después de todo lo que me hizo pasar. Pero al parecer yo había perdido la razón.Suspiré frustrado. No lograba mantener a Valentina alejada de mis pensamientos ni un minuto y a medida que pasaba el tiempo más difícil me era mantenerla alejada de mi mente.– Edward – Alce la mirada al escuchar la voz de María – ¿Quieres que dejemos así?– ¿Qué? – Pregunté sin saber a qué
֍ Mohammed ֎Hacía meses no recibía una llamada de la empresa Lorens. Yo era su abogado, pero desde que Valentina Lorens se había posicionado como representante legal de uno de los bancos, ya no tenía mucho trabajo que hacer allí.– Buenos días, Habla Mohammed Terán – Respondí un poco extrañado al reconocer el número de las directivas del banco.– Buenos días Mohammed, habla Valentina Lorens– S-señorita Lorens ¿A qué debo el honor de su llamada? – Me sorprendió que fuera ella quien llamara, normalmente si dirección necesitaba algo me enviaban el mensaje con su asistente. Además, era poco común por no decir que nulo, que Valentina Lorens se tomara el trabajo o la molestia de hablar personalmente con un empleado.– Necesito encontrar a alguien y usted es muy bueno en eso – Expresó de inmediato– Claro que si – Contesté de inmediato. Ya había trabajado para ella en esa área tres años atrás – ¿Quiere que nos reunamos?–– No, no hay necesidad – Respondió de nuevo con prisa – La person