El día de la celebración del baile había llegado. Desde tempranas horas, las damas invitadas se preparaban para el prestigioso acontecimiento. En la residencia de Clara y Angelina se observaba la misma situación. Clara transcurrió horas a la espera de que su hija se mostrara en el mejor estado posible. Buscó cada accesorio con tanto cuidado que cada pieza combinara de manera perfecta, estaba decidida a que su hija brillara esa noche. No obstante, sentía temor, no sabía cuál sería la reacción de Angelina cuando volviera a ver a Michael, y descubriera que él no era el joven que ella siempre imaginó. En aquella fiesta, Michael, el cuidador de caballos, no la esperaría, en esa celebración conocería al verdadero Michael Davenport, duque de St. Moritz. —Espero que me comprendas, hija, y no me odies por haber ocultado esta gran verdad… —Dios mío, más que nadie sabes que era un secreto que no me pertenecía —se dijo Clara así misma mientras observaba el vestido de su hija sobre el maniquí ya c
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