73. CONFESIÓN.
ALICE.—Alice, bienvenida a casa. 30 días y no sabía nada de Stan, 30 días y mi barriga estaba redonda y juguetona, allí ese bebé no paraba de jugar y extrañar la voz de su padre, solo Ismael lograba calmarlo. —Gracias, mamá. —Se que… —No se siente como casa, falta… falta su presencia, su luz, su seriedad, su sonrisa tierna y… —Lo extrañamos todos, pero pronto regresará. —Lo sé. Arrastrar mis pies por el lugar no fue una tarea muy fácil, la verdad es que estaba algo cansada de que cada mínimo rincón me recordará. Ver su ropa en el armario, ver sus objetos personales, su cepillo de dientes, su perfume favorito, sus fotografías por la casa, todo era como una tortura. Y no sabía nada de él, intentaba verlo a través de los ojos de Ismael, pero era tan difícil, que siempre terminaba llorando. Intente con todas mis fuerzas y con toda la voluntad que pude reunir, para que la rutina en casa no cambiará demasiado, que el vacío de Stan no se sintiera tanto, pero fue imposible, inclus
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