Duerme pequeña, no tengas temorMamá te va a buscar un ruiseñorSi su canto no te suena placenteroMamá te comprará un sonajero.Ver los hermosos ojos de Emma jugar a cerrarse mientras yo cantaba en un suave susurro para ella esa canción era magnífico. Tomaba con fuerza mi dedo índice y yo me balanceaba por toda la habitación mientras la arrullaba y esperaba que se quedara dormida al fin.Subí un poco el tono de voz para que Ismael que dormía en mi cama y conmigo pudiera escuchar. Y si el sonajero no suena bienMamá te mecerá en un vaivénY si te cansas del achuchónMamá te va a buscar un acordeón.—Papá —Ismael me estaba llamando.—Hijo.—Yo… la extraño —dijo y sabía que tenía ganas de llorar.¿Cómo ser fuerte para dos personitas si yo estaba igual que ellos?—Mi pequeño te prometo que… —me sentía extraño porque no podía hacerle promesas vacías.—Hijo —mi madre entró a la habitación acompañada de mi hermana Samantha que ahora vivía conmigo y me ayudaba con los niños, su madre, mi ma
No supe que paso, de repente todo se uso negro, mis ojos se cerraron en contra de mi voluntad. Mis pensamientos, mi mente, mi corazón todo me estaba llevando a un lugar oscuro y solitario, sentía frío y dolor. Un dolor intenso en medio de mi pecho. Escuchaba el llanto de Ismael y la voz de Stan, algunas veces podía jurar que él también jadeaba por el llanto, pero por más que corría hacia el sonido no los podía ver o encontrar. Demasiado frustrante para mi poca paciencia. De pronto me vi sentada en una esquina negra y con mal olor, sentía que estaba más perdida que al principio y una voz me llamó, una voz que no había escuchado nunca. —Mamá, tienes que despertar. —¿Quién… Quién habla? —Emma, soy Emma. —Emma —no comprendía lo que estaba pasando. —Tienes que salir de aquí, tienes que dejar de tener miedo mamá. —¿Cómo… sabes que tengo miedo? —Es por eso que estás allí sentada y arrinconada. —Si, pero tu eres solo una bebé y… —Y te estoy esperando, todos lo hacemos, papá está
—Alice, baja la voz.—¿Por qué? —ver sus ojos brillando era fascinante, parecían dos gemas preciosas y exóticas.—Si mamá se da cuenta me voy a meter en problemas.—No es verdad —ella continuó alzando la voz, apenas tenía 6 años, pero daba problemas—. Ella te ama y nunca te regaña.—A ti también te ama.—Pero no como te ama a ti. —Deja de decir cosas absurdas.—¿Qué es absurdas? —apreté su mejilla y dejé un beso allí. —Absurdo es que va en contra de la lógica o de la razón.—¿Cómo qué?“Como esto que siento por ti”Pero no podía decirle nada allí, no podía romper la inocencia de mi hermana y mucho menos la confianza que me tenía, pero también tenía claro que cada día junto a ella, cuidandola y protegiendola era una tortura para mi, que la superaba en varios años. Con el pasar del tiempo, tuve que alejarme de ella, dejarla sola y a su suerte, mis impulsos me estaban ganando la batalla y ya no podía simplemente sentarme en la orilla de la piscina y verla dibujar la casa de sus sueños
—Danna, esto no está bien —mis labios estaban rodando por el cuello delicado de ella—. Tengo que… Tengo que detenerme aquí y ahora. Hable tan firme como pude, la mire a esos hermosos ojos y vi las lágrimas rodando por sus mejillas. —¿Por qué me haces esto? ¿Por qué un día me ilusionas y al siguiente te vas? No es justo. Dio varios pasos hacia atrás alejándose de mí y aunque mis manos temblaban para intentar detenerla, sabía que aquello no era correcto. —No te hago nada, simplemente intento ser racional. —Crees que eres racional, siempre te creíste superior, más inteligente, altivo en tu mirada y firme en tu andar, pero te conozco bien. —No me conoces para nada, no tienes idea de… —De lo cruel, monstruoso y frío que eres. Si, lo tengo claro, demasiado para mi gusto. Porque me duele cada cosa que haces, aunque lo que más me duele es que me creas estúpida e ingenua como para no darme cuenta que solamente has estado jugando conmigo. Estaba llorando y yo quería limpiar esas lágrim
—Me siento cansada —esa fue la señal de Anika, para informarme que era hora de partir. —Si —hice mi mejor esfuerzo para no mirarla, para ignorar por completo su presencia en el lugar, para intentar no detallar cómo el chico hacía todo por satisfacerla a la luz de los ojos de todos y no como tuve que hacer yo durante meses, entre las sombras. Quería creer que la sonrisa en respuesta a ese chico era genuina, que era igual a las que ella solía darme, pero me daba cuenta que aquella expresión no llegaba a sus ojos. Anika y yo nos pusimos de pie, tomé su mano y me despedí cortésmente de todos los asistentes. —Hijo —mi padre siguió mis pasos hasta la entrada del pomposo lugar. —Stan, ¿qué sucede? —quería decirme algo, sin embargo que Anika estuviese a mi lado evitó que hablara con fluidez. —Te espero en el auto —Anika era una chica inteligente y sumisa, desde que había aceptado ese estupido acuerdo, sus negativas habían sido… nada, a todo le decía que si. Mi padre y yo la vi
Intenté conversar con ella, pero fue imposible para mi, casi un año separados y tenerla frente a mi no ayudó a que mis pensamientos fueran sensatos . —Suéltame —los ojos de Danna estaban inyectados de ira. —¿Eso quieres? —le pregunté con toda la firmeza de la que fui capaz. —Ismael, tu… —Dime que no y me alejo para siempre de ti. Pero dímelo m*****a sea. Sus ojos estaban fijos en mí, en mis labios, en todo lo que tenía para darle y sin embargo no había nada allí. No lograba leer sus pensamientos como antes podía hacer sin problema alguno. —Me quiero ir a casa —tomó su pequeño bolso que había quedado rezagado por el suelo y se plantó firme junto a la puerta. Ella no quería estar junto a mi, yo ya no significaba nada para ella y tenía que dejarla ir. Sin embargo se fue de su fiesta de compromiso para buscarme, para hablarme, para que yo le dijera algo que ella necesitaba escuchar. Pero no había palabras para que ella entendiera lo que yo quería decirle, lo arrepentido que esta
Mis ojos estaban hinchados de tanto llorar, pudo ser una cena como las demás, pudimos salir de allí desapercibidos y que nada afectará aquella extraña relación que habíamos establecido casi sin palabras. Pero todo fue una locura, espere a Ismael en el auto mientras conversaba con la señorita Danna, pero contrario a eso, mis ojos tuvieron que ver el apasionado beso que le dio a la mujer que amaba en lo que me pareció un ataque de emociones y sentimientos. Mi pecho ardió, dolió, sentí como la piel se quemaba viva. Estaba siendo tonta, después de todo él y yo solo teníamos un acuerdo para que la Señora Alice no le molestara. —Señor —tan tonta como yo siempre había sido, me bajé del auto creyendo que podría necesitarme aunque mis ojos habían visto que fue él quien incitó el beso. —Anika —me llamó cuando se separaron abruptamente por mi presencia. —Estoy cansada —esa era nuestra clave para huir de cualquier lugar en el que no nos sentíamos cómodos. —Debo… debo regresar a la fiesta —
—Señor… —Ya te dije que no me digas así, falta poco para mis 30, pero aún no los tengo. —Lo siento —vi a Anika sonrojarse y me di cuenta que ese hermoso color que teñía sus mejillas combinaba perfectamente con sus ojos. —Lamento venir así, no sabía que tenías un novio y… —No es mi novio —respondió presurosa—. Es más bien como un hermano. —Un hermano con mucho dinero —lo dije por el lujoso auto en el que se estaban transportando. —Bueno, se ha esforzado muy duro durante toda su vida para obtener lo que quiere. —Entiendo —volví mis ojos a ella y me di cuenta que el chico tardó en irse—. Vine a pedirte disculpas, quiero que sepas que lamento lo que sucedió ayer y lo que viste, con respecto a eso, yo… —No vi nada, no se de que me habla —ella era demasiado discreta, tanto que parecía irreal, Anika en realidad era como una sombra, sabía todo lo que acontece a mi alrededor, pero no se metía en nada. —Anika, no debí dejar que regresaras sola a casa. —En realidad regresé con el cond