80. FELIZ AL FIN.
No supe que paso, de repente todo se uso negro, mis ojos se cerraron en contra de mi voluntad. Mis pensamientos, mi mente, mi corazón todo me estaba llevando a un lugar oscuro y solitario, sentía frío y dolor. Un dolor intenso en medio de mi pecho. Escuchaba el llanto de Ismael y la voz de Stan, algunas veces podía jurar que él también jadeaba por el llanto, pero por más que corría hacia el sonido no los podía ver o encontrar. Demasiado frustrante para mi poca paciencia. De pronto me vi sentada en una esquina negra y con mal olor, sentía que estaba más perdida que al principio y una voz me llamó, una voz que no había escuchado nunca. —Mamá, tienes que despertar. —¿Quién… Quién habla? —Emma, soy Emma. —Emma —no comprendía lo que estaba pasando. —Tienes que salir de aquí, tienes que dejar de tener miedo mamá. —¿Cómo… sabes que tengo miedo? —Es por eso que estás allí sentada y arrinconada. —Si, pero tu eres solo una bebé y… —Y te estoy esperando, todos lo hacemos, papá está
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