Rita—Owen... Hey, dime algo —acaricio la mejilla del gran hombre pero este se queda inmóvil, está en un estado de shock muy grande—. Erick —llamo a mi esposo, me giro para verlo y está caminando de un lado a otro con el rostro sumamente horrorizado—.¿Qué hago ahora?Muerdo mi labio, estoy a punto de entrar en pánico. Tengo dos grandes hombres hechos mierda y necesito llegar al hospital.—Tengo que ir al hospital —Erick se encamina a su auto a toda velocidad y yo lo sigo—.— ¡Espera!, no puedes conducir en estado de nervios —lo alcanzo justo cuando va entrar y le quito la llave. El suspira y me mira con inquietud—. Tranquilo, cielo, yo te llevo —levanto la mirada y veo a Owen correr hasta su auto—. ¡No!, ¡Owen, no subas a ese auto! —Grito y corro tras él, lo tomo del brazo pero se suelta violentamente de mi agarre, dándome una escalofriante mirada—. Oye, solo quiero ayudar.—Entonces déjame ir con mi mujer, ahora —dice con voz gélida—.—Y lo harás, pero en el auto de Erick y conmigo
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