Liam—Si la hubieras visto, colega, tal vez me entendieras—digo dando un sorbo a mi café.—Ya, estás obsesionado con ese coño. Lo entiendo —dice Owen con expresión divertida.—Tal vez —le sigo el juego y él niega con la cabeza—. Pero ella me ha mandado a la mierda. Dice que no repite polvos, pero... ¡Dios!, ¡qué mujer!Paso mis manos por mi rostro. Tratando de borrar el recuerdo de la hermosa rubia que me montaba como si no hubiera un mañana hace unas cuantas noches atrás. He quedado prendado y si solo me diera unos minutos más con ella, juro que se me pasan las ganas. Pero es cruel.—Sí que te ha pegado duro —se burla mi mejor amigo—. Pero estoy seguro de que si la ve o la prueba, estaría igual que yo en estos momentos.—Es que es una jodida ninfa.— ¿Acaso sabes su nombre? —Frunzo el ceño—.—Emm, sí, dijo que se llamaba Zoe —mi rubio amigo y colega deja salir una carcajada que logra confundirme—. ¿Se está burlando otra vez?—Ese, definitivamente, no es su nombre.— ¿Tú cómo sabes? —
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