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Todos los capítulos de Casada con el Diablo siciliano : Capítulo 41 - Capítulo 50
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Capítulo cuarenta. Vine por ti
Vine por tiUn silencio sepulcral se instaló en la habitación, mientras los dos hombres se enfrentaron en un duelo de miradas.—¿Esperas que confíe en tu palabra? —Domenico tenía sus sospechas sobre Pietro, pero era su hermano y debía darle el beneficio de la duda. Lo último que necesitaba era meterse en una alianza equivocada, sin embargo, la verdad se reveló ante sus ojos cuando Esteban abrió el sobre y dejó verle su contenido.Fotos de Pietro reuniéndose con Theo y Filipo en Grecia, Domenico apretó el puño, su hermano le había hecho una cita con Esteban, una cita que no tuvo lugar, pero que hubiese sido malinterpretada por cualquiera de los dos líderes, Theo tendría una excusa para atacarlo o bien Esteban lo hubiese visto como un traidor.Sin embargo, eso no fue todo lo que Domenico pudo descubrir en esas fotos, también había fotos de Pietro reunido con Aarón Mondragón y las fechas coincidían con la muerte de Pía.¡Pietro la había mandado a matar!Domenico no podía describir el tip
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Capítulo cuarenta y uno. Diablo también sabe llorar
Diablo también sabe llorar Pietro gimió al sentir la bala abrirse paso por su carne, a la altura de su hombro, la pistola cayó y sus hombres dispararon con rapidez para cubrirle la espalda.—¡Es una emboscada! —gritó uno de ellos, mientras varios helicópteros aparecieron en el cielo, como si fuera una película de Hollywood y dispararon a matar.—Traigan a Pilar y salgamos de aquí —gruñó Pietro, corriendo para huir, olvidándose de Vittorio, mientras pensaba como dejar la isla, ya por aire no era una opción…Entre tanto, la figura de una mujer corrió por el patio. Ella tenía un solo objetivo y no pensaba perderlo de vista, ella saltó por encima de los cuerpos en el piso, sus botas militares se mancharon de sangre, pero poco le importó, ella disparó y eliminó a varios hombres que se interpusieron en su camino, hasta llegar al jardín, donde encontró a Vittorio malherido.—¿Dónde está la señora Conte? —preguntó con rapidez, sabía que no podía perder mucho tiempo.—¿Quién eres? —cuestionó
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Capítulo cuarenta y dos. Llévame con él
Llévame con él Pilar no sabía cuánto tiempo había pasado desde que Domenico dejó la habitación, ni cuando tiempo había llorado por aquel pequeño y diminuto ser que perdió sin saberlo. Ella quería comprender a Domenico, pero no estaba lista para hablar con él y escuchar sus razones para ocultarle algo tan importante.Ella caminó hasta el balcón y dejó su qué vista varaba por el oscuro mar, dominado por la noche, mientras ahogaba un nuevo sollozo.—Lo siento bebé, no sabía que ya estabas de camino —dijo, mientras llevaba su mano a su vientre—, pero te prometo que a este bebé, voy a cuidarlo por dos —susurró.Pilar suspiró y dejó que el aire fresco y la brisa del mar la consolara, aunque no creía que eso fuera posible, el corazón le dolía doblemente, mientras la culpa por no haberse dado cuenta de su estado le carcomía el alma.Domenico no estaba mejor, permaneció sentado junto a la puerta y cada sollozo de Pilar le rompió el corazón, como jamás pensó posible sufrir de nuevo por alguie
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Capítulo cuarenta y tres. Nunca dejé de amarte
Nunca dejé de amartePilar se tensó como la cuerda de un violín al escuchar las palabras de Domenico, recordar a la mujer del cuadro era suficiente como para no querer conocer a la hermana, pero no podía juzgar a una por culpa de la otra. En todo caso ella solo quería recuperar a su hijo, ella necesitaba estrechar a Paolo entre sus brazos, ni siquiera podía explicarlo…—De igual manera, quiero ir por mi hijo—dijo tajante—. Quiero a nuestro hijo en casa —añadió antes de continuar su camino.Domenico caminó detrás de ella, sin embargo, se detuvo para hacer varias llamadas y preparar su salida de Italia. Una vez que resolvió las cosas, llamó a Paula para avisarle que irían por Paolo.—Señor Conte —Annika apareció justo en el momento que Domenico se preparaba para seguir a Pilar al interior de la casa.—¿Dijo algo? —preguntó Domenico, refiriéndose a su hermano.—No, supongo que espera a que Theo venga por él —respondió Annika—. Le tiene fe a un hombre que vive de provocar traiciones, algo
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Capítulo cuarenta y cuatro. La mujer del cuadro
La mujer del cuadroEl helicóptero aterrizó en el helipuerto en Sicilia, Alessio había montado una habitación para Vittorio con todo el equipo médico que necesitaba para su tratamiento y recuperación. Ivana por primera vez sintió agradecimiento por el viejo jefe de la organización.—Gracias —pronunció con un poco de dificultad.—No tienes nada que agradecer, Ivana. Vittorio ha sido uno de los hombres más fieles de la organización, ha arriesgado su pellejo sin importarle su vida, al igual que tú lo has hecho desde las sombras —pronunció el viejo.Alessio no era partidario de la integración de las mujeres como guardaespaldas de la mafia, quizá para un hijo de millonario, para un presidente o cualquier otro miembro de las entidades del gobierno, pero no para hombres como ellos que bailaban con la muerte muy seguido, más veces de las que quisieran. Sin embargo, Ivana le había demostrado lo equivocado que estaba, pero era demasiado orgulloso para admitir su valía hasta el día de hoy.—Es m
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Capítulo cuarenta y cinco. ¡Despertaste!
¡Despertaste!Paula se fijó en el rostro pálido de la mujer que acompañaba a Domenico y por un momento se sintió mal, pues imaginaba que su reacción era por su parecido con su hermana.—Bienvenidos a mi casa —se apresuró a decir para romper el tenso silencio instalado entre ellos.—Gracias, siempre tan amable —dijo Domenico—. Permíteme presentarte a Pilar Conte, mi esposa —añadió.—Encantada de conocerte, Pilar, soy Paula Madrigal, la tía de Paolo —se presentó estirando la mano para que Pilar la cogiera.El primer instinto de Pilar fue rechazar el saludo, sin embargo, la calidez percibida en los ojos de la mujer delante de ella se lo impidió y se vio sosteniendo la mano de Paula.—Un placer —dijo sin más.Paula le sonrió.—Paolo no ha dejado de hablar de ti, cuando le dije que Domenico venía, lo primero que hizo fue preguntar si venías con él, entonces no supe responderle. Sin embargo, me alegra que vinieras —expresó Paula.Pilar de repente se sintió un poco tonta al temer que el pare
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Capítulo cuarenta y seis. Tómame
TómameLos siguientes días fueron una montaña rusa para todos, mientras Domenico y Pilar se permitían ser felices unos días lejos de Italia, fingiendo ser una familia normal, disfrutando del embarazo, de su hijo Paolo y del nuevo lazo forjado con la familia Montecarlo. A quienes Pilar podía describir como el modelo de familia que deseaba para su propio hogar.En las costas de Sicilia, exactamente en Cefalú, Vittorio se recuperaba satisfactoriamente. Luego de despertar se negó a estar en el mismo sitio donde Pietro era prisionero, pues su sangre siciliana le exigía venganza y él no dudaría en dispararle a la cabeza, pero la orden era no asesinarlo. La intención de Domenico y Alessio era dejar un claro mensaje, no importando quien fuera el traidor, el trato sería el mismo y el infierno que le esperaba Pietro presagiaba ser eterno.—Un euro por cada uno de tus pensamientos —dijo Ivana, acercándose con un tazón de sopa. La mujer más temida en la Cosa Nostra, jamás imaginó que volvería a s
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Capítulo cuarenta y siete. Ese día no es hoy
Ese día no es hoyPilar se movió sobre la cama, su cuerpo estaba envuelto entre las sábanas de seda y enredado entre las largas y firmes piernas de Domenico, luego de hacer el amor hasta el amanecer…—Vamos a llegar tarde —le susurró él, provocando que Pilar se estremeciera y un cosquilleo corriera por toda su columna vertebral, como si aún no estuviera satisfecha. Y la verdad sea dicha, no lo estaba, Pilar se sentía codiciosa, quería más de Domenico, lo quería todo.—¿Un mañanero? —susurró Pilar en respuesta, arrancando una risa melodiosa de los labios de Domenico.—Me encantaría más que un delicioso mañanero, pero… —dijo, bajando los labios al hombro desnudo de Pilar y deslizando su pecaminosa lengua sobre la piel descubierta, aquella piel suave que lo volvía loco.—¿Pero? —le cuestionó Pilar en medio de un largo suspiro.—Paolo está deseoso porque vayamos con él, su hermano lo ha invitado a navegar y él está encantado —Domenico se rio—. Como si no conociera el mar —añadió.Pilar le
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Capítulo cuarenta y ocho. El diablo también sabe bailar
El diablo también sabe bailarDomenico observó en completo silencio a su esposa e hijo, tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para no lanzarse sobre ella y cubrir su cuerpo con el sobretodo, pero no podía convertirse en un esposo celoso, no cuando los dos hombres en el yate solo tenían ojos para sus respectivas esposas. Las dos mujeres eran muy guapas, sin embargo, ninguna podía ser comparada con su bella Pilar.—Creo tontamente, que los tres tenemos el impulso de cubrir sus cuerpos —expresó Arturo, acercándose a Domenico y entregándole una copa de whisky.—No es un pensamiento tonto, es exactamente lo que quiero hacer —confirmó Domenico.—Totalmente de acuerdo —dijo Diego, pese a que Corolina no tenía cintura de arena, dos embarazos seguidos le habían hecho perder su figura de antaño, sin embargo, le había dado medidas correctas donde era necesaria, la ancha cintura no era un problema para él. —Tú tienes evidencia de que no le has podido quitar las manos de encima, Amari tiene poco
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Capítulo cuarenta y nueve. Peligrosa amistad
Peligrosa amistadEl placer corrió por la columna vertebral de Domenico, mientras los dedos de Pilar se deslizaron por encima de su piel, como si fuera una pluma. El cosquilleo le hizo estremecer, cuando esas manos rodearon su cintura y se metieron bajo las sábanas e hicieron contacto con la polla semi erecta del hombre.—Buenos días —susurró Pilar al oído de Domenico, mientras su lengua jugó con el sensible lóbulo de su oreja.—Pilar…—Me encanta cuando pronuncias mi nombre de esa manera, me haces sentir poderosa —dijo Pilar perdida por el deseo que le embargaba.—Tienes todo el poder sobre mí, Pilar, soy tuyo por entero y sin reservas —gruñó Domenico, mientras la boca de su esposa hacía estragos en su cuerpo.Pilar nunca había tomado del control de la relación, siempre había sido él quien la buscaba, por lo que aquella faceta de Pilar estaba enloqueciéndolo.—Voy a hacerte al amor —afirmó Pilar, mientras giraba el cuerpo fuerte de Domenico sobre la cama.Él sonrió.—¿Qué es lo que h
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