Capítulo cincuenta y tres. Epílogo
La felicidad de la familia Conte Di Monti parecía no tener fin, los días pronto se convirtieron en semanas, meses y años. Vittorio e Ivana habían sido bendecidos con dos hermosos niños a quienes llamaron Ramsés y Zeus. Fue el día que cumplieron su primer añito cuando Domenico les dio la libertad de marcharse bajo la seguridad de la organización, le ofreció comenzar una nueva vida en cualquier parte de mundo con el fin de proteger a sus bebés y pudiera tener una vida normal, como la que él y su familia nunca tendrían. Sin embargo, la respuesta de Vittorio e Ivana fue rotunda, ninguno de los dos aceptó aquella oportunidad de marcharse y dejar atrás el mundo oscuro de la mafia. —Estaremos contigo hasta el final, Domenico —dijo Vittorio, tomando la mano del diablo siciliano y agradeciendo la oportunidad que les estaban brindando. —No van a echarnos con facilidad —confirmó Ivana. Pilar y Domenico se miraron. —Si es su decisión, que así sea —pronunció Domenico, convencido que insistir
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