—No quiero que elija entre nosotros —caminé por el cuarto frustrado—. Eso sería horrible para Tiara.—Es difícil, pero no cederé a embustes de Rodrigo, sé quién eres Kendrick —mi papá no se retractará, lo sé—. Jamás, has sido un golpeador, si pasó ese incidente fue justificado. Acepto la fama de rebelde, fiestas, chicas y adrenalina, pero falsos en tu contra no están a discusión. Hablaré con Tiara, es triste su caso, pero no te hundirás a su lado. En cambio, lucharás por sacarla de ese ciclo vicioso llamado maltrato. Las palabras de mi papá son determinantes, tiene razón, pero el amor por mi nena y por protegerla me hace lanzarme hacia el abismo. Tan solo por verla feliz, permito que me hundan y así no tendría que echar lodo a sus familiares. —Podemos usar el vídeo que tienes, Ken, solo basta con que los asustes. Ellos al ver las evidencias se echarán para atrás —comenta Oscar y quiero golpearlo por sacar a colación ese tema. —¿Qué vídeo Oscar? —dice mi papá y nos mira a ambos.—Zu
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