46. UNA VISITA INESPERADA
Capítulo cuarenta y seis: Una visita inesperadaA la mañana siguiente, Teresa suspiró con enfado, sacó el disquete que había usado y apagó el ordenador. Había estado intentando continuar con sus muestrarios, pero todos sus talentos creativos parecían haberla abandonado. De forma vaga creyó oír el sonido del timbre de la puerta, pero no se preguntó quién podría ser, puesto que estaba absorta reflexionando sobre lo mucho que la había turbado su discusión de la noche anterior con Angelo.Ermini llamó a la puerta del estudio antes de entrar.—Es la señorita Andronicos. Desea verla —anunció Ermini. El ama de llaves parecía ansiosa, como si esperara una tosca negativa. Antes, ese hubiera sido el caso, pero no en ese momento, pensó Teresa. El sufrimiento le había hecho madurar... y la madurez le había dado cierta dignidad.—Está bien, Ermini. Precisamente iba a descansar ahora. Puedo dedicarle unos momentos —de manera automática, se arregló el cabello con dedos nerviosos.Hubo un tiempo, du
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