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Todos los capítulos de Venganza Inmerecida: Capítulo 31 - Capítulo 40
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Capítulo 31. Aliado o enemigo
Enzo caminó hacia su despacho de nuevo, para segundos después dejarse caer sobre la silla, con el rostro entre las manos, no pudo contener la profunda tristeza que lo invadió. Se sintió arrepentido por todas las decisiones equivocadas que había tomado con respecto a Nicol; la forma de sacarla del matrimonio, humillarla con sus empleados del hotel, tener sex0 con otras mujeres mientras ella escuchaba… sabiendo que ella lo amaba y lo miraba como su más ferviente admiradora.Cada pensamiento, que tenía sobre eso lo atormentaba, si tan solo hubiera esperado, si no se hubiera comportado tan ruin sacando lo peor de él, esos eran los lamentos que hacían eco en su mente.—¡¡¡No puede ser!!! —exclamó llevándose la mano a la cabeza, vio el teléfono en el suelo, lo recogió, y se dio cuenta de que la llamada seguía conectada, dirigiéndose a su interlocutor con molestia—. ¡¡¡Tú y yo vamos a tener una conversación muy seria Laureano!!! Cortó la llamada, sin poder contener su enojo, primero consigo
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Capítulo 32. Nunca voy a amar.
En ese momento, Piero caminó hacia ella, se quedó esperando que le hablara del contenido de la nota, mas cuando vio que su intención era omitirle la información, le preguntó de manera directa.—¿Quién te envió la carta que tienes en tus manos? Ante su pregunta, ella se encogió de hombros con aparente indiferencia, aunque al mismo tiempo, la ocultó tras su espalda. —Realmente, no tengo idea de a quién pertenece, no te preocupes, no tiene importancia.El pequeño se quedó viéndola fijamente y ella pensó que luego de su respuesta él no insistiría, pero se equivocó.—Si no fuera importante, no esconderías el mensaje como si resultara de tu interés —le dijo con los ojos entrecerrados con mucha curiosidad y expectación.Nicol respiró profundamente y mirando a Piero con sus bellos ojos verdes le dio una excusa.—Lo hago, porque no puedo tirar las cosas por allí… es alguien que quiere conocerme, pero no le daré importancia —pronunció.—No vayas a engañar a mi padre… te está dando su mayor co
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Capítulo 33. El adiós.
Enzo miró a su hijo, decir que no le removió lo más profundo de sus entrañas sería mentir, casi nunca lloraba, en principio porque pensaba que era un signo de debilidad, con el tiempo se dio cuenta de que se trataba más de un símbolo de vulnerabilidad, y no quería mostrar ante nadie ninguna flaqueza, no era conveniente y menos cuando eres el puto jefe de todos los capos de la mafia y que día a día había centenares de personas conspirando en tu contra, pero ver a su hijo con el rostro bañado en lágrimas y sufriendo lo conmovió, no pudo evitar el nudo en su garganta, el cual trató de disipar, para no terminar llorando como un crío.Para consolarlo, Enzo tomó su hijo y lo abrazó con fuerza, dejando que el pequeño se deshiciera en llanto. El abrazo duró unos minutos y cuando ambos se separaron, Enzo le dijo: —Piero, siempre estaré contigo... aunque no te vea físicamente, mis pensamientos y mis buenos deseos estarán en ti… quiero que sepas que por más que las cosas cambien, o que te vayas
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Capítulo 34. Jamás vas a poder olvidar esto
El pequeño Piero se sentía cansado, no había dormido casi durante la noche, aunque lo hubiera intentado, pero las preocupaciones, la ansiedad por el futuro, lo alejaban del descanso, vio a su padre despedirse y sintió el alma destrozada, no pudo dejar de observarlo mientras le decía adiós.—Nos volveremos a ver papá, porque nunca nadie va a sacarte de mi corazón—pronunció en un susurro.De allí los llevaron al helipuerto que tenía la propiedad y un par de horas después habían llegado, lo estaba esperando un hombre alto, con los ojos azules como los suyo y en su interior se preguntó si se trataba de su padre, mientras pensaba que ya llegaría el momento de preguntarle, apenas lo vio el hombre se sonrío tenía una expresión afable.—Piero, bienvenido… mucho gusto Sebastián Junior Ferrari —le dijo extendiéndole la mano.—Mucho gusto Piero Ferrer… hijo de Enzo Ferrer —dijo con determinación y en tono orgulloso, dándole la mano y Sebastián sonrió, porque con esas cuatro palabras el pequeño d
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Capítulo 35. Eres perfecta
A partir de ese día, Nicol, aprovechándose de su papel de esposa, empezó a interesarse por todo lo que hacía Enzo, no era tonta, los primeros días no hizo ningún movimiento en su contra porque pensó que, de hacerlo, como ella estaba entrando al círculo íntimo del hombre la culparían de lo que ocurriera, pero esto provocó la molestia en Torrence, con quien se reunió durante esa primera semana dos veces.—No te entiendo Nicol, hasta ahora aliarme contigo, no me ha reportado ningún beneficio —dijo el hombre sin dejar de observarla, luego se acercó lentamente y la tomó del mentón—, salvo poder observar tu belleza ¿Acaso ya no deseas vengarte del hombre que ha destruido tu vida? ¿Le has perdonado todo lo que te hizo? —dijo Torrence con evidente molestia.Nicol lo observó sin perder detalle de nada, lo primero es que el contacto de su mano sobre su piel no le produjo más que la necesidad de apartarla, y eso le causó una mezcla de preocupación, irritación, porque eso vino a comprobar lo que
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Capítulo 36. Los perros son más confiables que las personas
Nicol bajó las escaleras corriendo para ver lo que quería mostrarle Ziola. Salieron a la rotonda que estaba para dar a la casa y allí vio un camión que estaba bajando cajas, frunció el ceño porque no entendía que tenía que ver eso con ella.—¡Venga! No se quede allí parada como si nada —le dijo Ziola extendiendo la mano y Nicol volteó los ojos con impaciencia, no entendía tanto alboroto y éxtasis de la mujer.Cuando Nicol se acercó, y abrió una de las cajas prácticamente obligada por la mujer, el contenido eran bolsas de regalo con lazos grandes, eso la hizo sonreír y decir con admiración.—¡Son regalos! ¿Para quién son?—Lea la nota, aunque es obvio para quien son —pronunció Ziola con una expresión de “en verdad me está preguntando para quién es todo esto”.Nicol, leyó la nota y allí vio su nombre, a pesar de querer mantener su seriedad, se dibujó una tenue sonrisa en sus labios.—Claro, es evidente quien es exagerado para todo. Cuando abrió la bolsa, frunció el ceño al ver el conte
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Capítulo 37. El traidor
Cuando el hombre escuchó el nombre de la chica, su rostro palideció, pero segundos después se recompuso e intentó negarlo.—Lo siento, no sé de quién me está hablando, creo que se está equivocando de persona… puede ser que me esté confundiendo… —dijo el hombre tratando de evitar que Enzo lo lastimara—, tengo un hermano gemelo, se llama Juliano y vive en otro lado, quizás es de él, de quien está hablando.Enzo escuchó la explicación del hombre con una expresión de burla.—¿Crees que soy un tonto? —le preguntó con enojo, acercándose a él y mirándolo a los ojos, pudo notar el temor en su rostro y le alegraba que lo tuviera porque no le esperaba nada bueno—. Sé bien de quien estoy hablando, y la cuestión ahora es ¿qué vas a hacer para pagarme el daño que le hiciste a Gema Ferrer? El hombre se aterrorizó al escuchar eso y trató de negarlo.—Yo no he hecho nada, está equivocado. No he visto ni siquiera a esa chica, mire yo no sería capaz de hacer eso… —empezó a decir con voz temblorosa. E
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Capítulo 38. Escape
Cuando Giorgi descubrió que Nicol estaba detrás de todo no pudo contener su decepción, cuando Enzo pensaba vengarse de ella no estaba de acuerdo, le pareció cruel e injusto con alguien que era inocente de todo lo que había pasado y aunque, por una parte, entendía que ella estaba en su derecho de hacerlo pagar por el daño que le hizo, lo que no estaba de acuerdo es que se hiciera pasar por aliada, por su amiga, por su amante mientras conspiraba contra el peor enemigo de Enzo.—¿Desde cuándo lo sabes? —inquirió con molestia.—No te dije nada porque sabía que esta sería tu reacción, la ibas a empezar a tratar mal y aislarla, y eso no te lo iba a permitir —señaló con firmeza.—¡Por Dios Enzo! ¿Qué carajos estás diciendo? En vez de ponernos sobre aviso la dejaste participar poniéndonos en riesgo, y sobre todo tu posición como líder de la organización ¿Qué crees que iban a pensar los otros cuando vieran que una y otra vez los negocios no te salieran? Nicol debe recibir su escarmiento —dijo
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Capítulo 39. Búsqueda
—¡Búsquenla! —exclamó Enzo furioso —da la orden a todos de buscarla hasta debajo de las piedras y detengan a todos quienes estaban de guardia y a Andreas que venga a darme la cara ¡Ya! —concluyó rechinando los dientes, mientras su rostro se enrojecía producto de la furia que lo dominaba.Los hombres salieron de inmediato y Giorgi por radio daba las órdenes al resto, Enzo salió del despacho tirando la puerta con violencia tras su salida, haciendo resonar por toda la edificación.Cuando Giorgi salió al patio, vio la mezcla de rabia, desesperación, tristeza en el rostro del hombre y no pudo evitar sentir un gran peso en su corazón, sabía que el hombre se encontraba destrozado. Se acercó lentamente a él, pero se mantuvo en silencio e inmóvil, no quería seguir atormentándolo, sabía que Nicol era la persona que más podía causarle daño a Enzo, ella era capaz de cambiarlo y hacerlo menos duro, de todo el tiempo que tenía a su lado desde que descubrió que era su sobrino, nunca lo vio perdido,
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Capítulo 40. Una decisión
Andreas abrió los ojos como se lo exigió, sus miradas se encontraron y por un momento se sostuvieron la mirada, permanecieron en silencio por varios segundos hasta que Andreas lo interrumpió, mirándolo fijamente con una serenidad poco común, sobre todo para alguien que está cara a cara ante su propia muerte.—No tengo una, sino varias razones… la primera y la más importante de ella es que no quieres matarme, si quisieras hacerlo la mano no te hubiera temblado para dispararme y no estarías preguntándome que te dé razones para no hacerlo… yo solo cumplía las órdenes de Giorgi, incluso le dije que no me parecía buena idea, cuando me dio la orden de venirla a buscar lo hice y ya se la habían llevado, segundo, sabes que yo no soy ningún traidor y eso es lo que te detiene a ejecutarme, porque soy tu mejor hombre, siempre te he servido, pero más que como alguien a su patrón, te he cuidado como mi propia sangre, como si fueras mi hermano, nunca haría nada para perjudicarte, porque te respeto
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