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Todos los capítulos de Venganza Inmerecida: Capítulo 41 - Capítulo 50
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Capítulo 41. Adiós papá
Habían pasado tres días y Enzo no había sabido nada de Nicol, ya estaba desesperado, porque los intentos de Laureano por localizarlo habían sido nulos. En ese momento estaba llamando al hombre por décima vez en las últimas dos horas.—Se te está acabando el tiempo a ti y a mí la paciencia, si a mi esposa le llega a ocurrir algo tú serás el único responsable de lo que le suceda… y por eso te haré cargar con las consecuencias, conoces cuanto me molesta la ineptitud de la gente —dicho eso cortó sin escuchar las palabras de justificación del hombre.—¿Qué pasó? ¿Todavía Laureano no ha conseguido dónde está? —preguntó Giorgi.—Nada y cada segundo me angustió más —suspiró con impaciencia—, yo Enzo Ferrer, angustiado por una mujer quien lo hubiera creído… no sé qué hacer con todo esto, cómo encontrarlos es como si la tierra se los hubiera tragado, he buscado en varias propiedades de Torrence, pero no se encuentra en ninguna de ellas y tampoco aparece Gia, no sé si está con ellos, si es así p
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Capítulo 42. Monstruos Peligrosos
Nicol recorrió su vista de Torrence a Gia, y sonrió de mala gana.—¿Qué te hace pensar que Enzo va a dejar todo lo que tiene por venir detrás de mí? ¿Acaso no estás siendo demasiado iluso? —inquirió tratando de ver la manera de zafarse de todo eso.—Yo te aseguro que lo hará Torrence, ese hombre es capaz de hacer todo por esta mujer, yo lo conozco mejor que nadie, desde que esta apareció cambió mucho y toda gira en torno a ella, si lo llama vendrá con prontitud te lo aseguro —dijo Gia.Uno de los hombres de confianza de Torrence, que había permanecido apartado de ellos, se acercó e intervino.—La señora Gia tiene razón, él la está buscando como loco; desde el mismo día que ella desapareció hizo un despliegue de hombres buscándola, y hasta ha designado investigadores y hombres para que vinieran tras ellas… fuentes cercanas afirman que nunca habían visto al Barón tan enamorado.—Ya escuchaste Nicol, ¡Llámalo! Ella cerró los ojos, respiró profundamente y agarró el teléfono, aún tenía de
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Capítulo 43. ¡Váyanse!
Enzo, cuando escuchó la voz de Nicol al otro lado de la línea, no pudo contener su emoción, fue como si la realidad hubiera colapsado sobre él, deseaba saber de su paradero porque lo único que quería hacer era estar con ella en ese momento.Cuando se dio cuenta del contenido de sus palabras no pudo evitar que su cuerpo se tensara, pero inmediatamente la llamada se cortó.—Maldit4 sea Giorgi, por favor ¿Dime que lograron rastrear esa llamada desde el mismo momento que entró? —inquirió mientras esperaba con zozobra la respuesta.—Espera, ya te digo, aunque ella no habló mucho… el silencio que hizo antes pudiera ser determinante para hallar su ubicación, mientras tanto cuéntame ¿Qué fue lo que te dejó? —interrogó Giorgi.—Que no fuera a buscarla porque era una trampa de Gia y de Torrence ¿Sabes lo que eso significa?—Que no debes ir tras ella —respondió el hombre con seguridad y Enzo negó con la cabeza.—No Giorgi, eso significa que no le soy indiferente, porque de lo contrario no me hub
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Capítulo 44. Él cambio su vida por la mía.
Nicol notó que sus piernas se habían hecho pesadas y su corazón latía cada vez más fuerte como si estuviera a punto de salírsele de su pecho, pero, aun así, se quedó inmóvil, paralizada, sin hacer un solo movimiento. Las lágrimas rodaban por sus mejillas mientras ella miraba a las llamas lamer la vieja edificación, emitiendo un calor tan intenso que se podía sentir desde el lugar donde estaban.El intenso calor era casi insoportable, pero ella no podía apartar la vista, parecía como si estuviese hipnotizada por el horror de la escena. Nicol se quedó sin reacción, mientras recordaba el último beso que le dio a Enzo antes de marcharse.—Nicol, debes venir conmigo… Enzo quería que cualquier cosa que pasara, incluso si muriera aquí regresaras al castillo —le dijo Andreas tomándola de la mano.Ella lo observó sin decir nada, se abrazó a sí misma, meditando en qué podría hacer y de pronto recordó la mirada de Piero, no podía dejarlo sufrir el dolor de la pérdida de su padre solo, lo mejor s
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Capítulo 45. No le hizo caso
Piero miró hacia los árboles, estos eran inmensos, pero sus ramas se enlazaban unas con otras, se dio cuenta de que era la única vía por la cual podía escapar sin ser visto, “Gracias a que mi padre me enseñó a trepar”, pensó, miró hacia la casa de su tío Sebastián con nostalgia, él los quería, eran cariñosos, divertidos, sobre todo sus abuelos Sebas y Bella, eran lo más divino del mundo, pero para él no había nadie más importante que Enzo Ferrer “Y si de verdad mi papá ha muerto, los responsables me las van a pagar” pensó apretando sus pequeños puños con rabia.La decisión estaba tomada, usaría sus habilidades para trepar de árbol en árbol y así escapar. Miró hacia los lados, para su alivio no había nadie, se quitó los zapatos y los lanzó lejos, cayeron en el área cercana a la piscina, suspiró profundo y se apresuró a escalar el primer árbol, con las ramas entrelazadas era como si fuera una escalera natural, los pies descalzos pisaban la corteza de cada rama con agilidad para no perde
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Capítulo 46. Me escapé
Por suerte para Piero, no fue sino un par de horas después cuando Sebastián Junior vio la noticia sobre la muerte de Enzo Ferrer, estaba conversando con su esposa, cuando lo supo.—¡Por Dios! ¡Esto no poder ser! —exclamó sorprendido.—¿Qué pasó? —interrogó Briggitte al ver la expresión de sorpresa y tristeza de su marido al mismo tiempo.—Enzo, el padre de Piero, murió en un incendio… —de pronto reaccionó y se levantó de la cama—. Debo ver cómo está él, ese hombre es la adoración de ese niño, no me imagino como va a ponerse con esta noticia.Corrió hacia la habitación de Piero, seguido de Brig, pero no lo encontró, fueron al salón de juego, a la habitación de Dominic, a las habitaciones de las trillizas, buscaron por toda la casa y no lo encontraron, al jardín, la piscina.—¡Maldición! ¡Se fue Brig! Seguramente supo de la noticia y se fue, ¿Sabes el peligro que corre afuera? Los enemigos de Enzo pueden hacerle daño, secuestrarlo, y hasta matarlo —dijo con preocupación.—¿Cómo serían c
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Capítulo 47. ¿Cura las heridas del alma?
—Quiero ver a mi padre, déjame entrar, por favor —pidió el niño con su rostro desencajado.El pequeño Piero estaba ansioso por ver a su padre, porque tenía días que no lo veía y porque temía que no pudiera salvarse.—No es posible hijo —le dijo el hombre con tristeza.El niño quería verlo, abrazarlo y decirle todo lo que guardaba en su corazón, mientras estuvo con los Ferrari supo quién era su madre, una mujer mala, hija del mismo mafioso que había matado a sus abuelos, los padres de Enzo y él la había tenido que matar cuando le iba a disparar a su tío Sebastián, con todo y sabiendo eso, él lo buscó, lo llevó a su casa y lo trató con amor, como a su propio hijo, eso jamás podría olvidarlo y nunca nadie le iba a quitar de la cabeza que ese hombre era su héroe.—¿Por qué no quieres dejar que lo vea? —interrogó en tono bajo.—Él tuvo quemaduras en su cuerpo… y deben ser tratadas, los médicos están haciendo lo posible, envíe a pedir equipos médicos necesarios, no puedo llevarlo a una clí
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Capítulo 48. La vida no es un jardín de rosas
Ante la pregunta de la joven, el doctor le sonrió a Nicol comprensivamente, notando en su voz el desesperado anhelo de ella de sanar su alma, estaba claro que su pregunta no significaba que ella creyera que él podía curar su alma, sino que más bien era un llamado de auxilio para desahogarse de cómo se sentía en ese momento.—Lamentablemente, no puedo curar tus heridas del alma, Nicol —le dijo el doctor con gentileza—, pero he escuchado que hablar es la mejor terapia porque ayuda a desahogar todo lo que sientes, aquí en esta consulta médica puedes llorar, gritar, vociferar, eso ayuda a sacar el dolor, la tristeza, es como drenar un envase que está lleno y liberarlo para poder ocuparlo con cosas mejores.—Entiendo ¿Será posible curar alguna vez las heridas del alma? —preguntó con voz quebrada.—Bueno, hasta ahora el dolor interior no se puede curar con medicamentos o tratamientos quirúrgicos —expresó sonriendo—. Pero hay formas de aliviar el dolor y el sufrimiento. La clave para ayudar
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Capítulo 49. Un nuevo comienzo
Nicol se quedó viendo al médico con los ojos abiertos de par en par, no podía creer lo que estaba escuchando, no pudo evitar sentirse nerviosa mientras el pequeño de diez años la miraba con sorpresa, aunque con una pizca de emoción.—¿Estoy embarazada? ¿Cómo así? Enzo… —comenzó a decir, sin embargo, vio al niño y se quedó callada.—Nicol, esto es una noticia maravillosa —pronunció el médico sin contener su emoción—. La familia se está agrandando. Y respecto a lo otro, déjeme decirle que el único método de anticoncepción seguro, es la abstinencia y por los resultados me imagino que no la practicaste.Piero se quedó viéndolos y comenzó a analizar en voz alta.—Anti es un prefijo que significa contra, y concepción es de concebir, significa método contra concebir… ¿Por qué no querrías concebir a mi hermanito? —interrogó frunciendo el ceño con molestia—. ¿Tú no quieres tener a mi hermanito? —inquirió con los ojos anegados en lágrimas—. Es lo único lindo que voy a tener en estos momentos ¿Y
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Capítulo 50. Lecciones de moral.
Enzo se sentía como si estuviera a punto de desvanecerse. El dolor le consumía por dentro, le desgarraba el alma. Ya estaba dispuesto a entregarse a la oscuridad, resignarse a un destino sin esperanzas. Se fue sumergiendo poco a poco en la oscuridad, pero cuando se iba a dejar arrastrar por completo, los gritos y el llanto de un niño lo detuvieron.Lloraba con sentimientos, le decía cosas que no entendía en la nubla de su confusión, hasta que la verdad penetró en su mente, ese niño era Piero, su hijo del corazón, el pequeño que tanto amaba, le decía que se quedara con él y con… quien Nicol y un hijo, su hijo, no entendía nada de eso.Sin embargo, esas palabras hicieron que una chispa de vida se encendiera en el interior de Enzo, era como si el llanto de ese niño y sus palabras le hubiera devuelto la esperanza, había un destello de luz en su corazón.Intentó abrir los ojos, pero no podía, quiso hablar, pero cualquier esfuerzo le resultaba bastante doloroso.—Pi… ero —dijo y sintió desv
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