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Todos los capítulos de Venganza Inmerecida: Capítulo 21 - Capítulo 30
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Capítulo 21. Que nada te detenga
El hombre se quedó viendo a Enzo, no podía creer en su palabra, tanto fue su sorpresa que no pudo contener su incredulidad.—¿Es en serio? —preguntó el hombre.—Yo nunca juego Lex, haz lo que creas conveniente, me da igual su destino, no vayas a creer que lo lamentaré, porque yo no le guardo ningún cariño —dijo con desprecio y el hombre lo miró con una mueca de asombro, abriendo la boca de par en par, hasta volver a cerrarla.Enzo se río quedamente al ver la cara de sorpresa de Lex. Miro con desprecio al hombre y continuó.—Recuerda Lex, todos me dan igual… la única persona que me importaba, era mi hermana y ya no está, el resto del mundo puede arder y a mí me dará igual. —Bien, entonces me la quedaré —dijo el hombre sonriente—. Es hermosa, quizás a mi hijo le importe… aunque para eso necesito que me lo entregues… lo quiero ya mismo… me dijiste que se metió con alguien que era intocable para ti ¿A quién? —inquirió el hombre con los ojos entrecerrados.Enzo solo lo pensó unos segundo
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Capítulo 22. Lo buscaré y lo haré pagar
Ziola se asustó, cuando el hombre amenazó a Nicol y más cuando ella lo enfrentó, aunque sabía que el guardia frente a ellas no estuviera haciendo eso, si no se tratara de una orden de Enzo, a pesar de ello no entendía por qué tenía que matarla, porque si Enzo la quería tanto como parecía y como había demostrado horas antes ¿Por qué ahora la trataba así?Acercó su mano a Nicol, mientras el hombre procuraba no perder su objetivo.—¡No! —empezó a decir Ziola, pero Nicol levantó la mano para callarla.—¡Déjalo! No supliques. Dispara de una vez, no te tardes, que la mano no te tiemble —le dijo, pero esta vez, hasta le sostuvo el arma.—¿Qué haces? —preguntó Enzo, furioso, entrando cuando vio que ella casi estaba obligando a su hombre a dispararle, sin ningún atisbo de miedo en su expresión, eso le hizo admirarla, porque era muy distinta de la niña consentida que siempre la creyó.—¿No es eso lo que quieres? Vamos a complacerte de una vez por toda y así acabamos con mi condena de una vez po
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Capítulo 23. El calor que perdí
Nicol se quedó viendo con sorpresa al hijo de Enzo, sobre todo esa mezcla de orgullo y amor que ella jamás había notado en él.Ella observó a Pier con una mezcla de sorpresa e incredulidad, nunca había imaginado que Enzo tuviera un hijo. El niño era alto para su edad, con el cabello castaño, aunque con los ojos azules, distintos a los de su padre, quizás era herencia de su madre, pensó. —Piero, bien sabes que no me gusta verte aquí… este lugar no es adecuado para ti —le dijo con seriedad y era así, había tratado, por todos los medios, de mantener a Pier fuera de la violencia de ese mundo. Había tratado de construir una pequeña burbuja en donde él podría crecer sin tener que preocuparse del mal existente.“Es increíble” pensó por su parte Nicol “¿Cómo es que este hombre capaz de tanta crueldad puede ser tan cariñoso con su pequeño?”.—Hola, señorita, mucho gusto soy Enzo Piero Ferrer, es un placer conocerla, me gusta su cabeza rapada—dijo el pequeño extendiendo la mano hacia ella quie
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Capítulo 24. Pequeño Granuja
—¡Lo siento tanto! No sé cómo pasó —exclamó Giorgi, con una expresión de absoluta tristeza, porque sentía que le había fallado no solo a Enzo, si no también al pequeño.Enzo sintió que el mundo se desvanecía a su alrededor y que la única cosa que quedaba era un vacío interminable. Él no podía creer lo que estaba escuchando. Pier era su hijo, único rastro de amor y felicidad que tenía en este mundo después de todas las tragedias por las que había pasado. Después de recobrarse del shock inicial, miró a Giorgi directamente a los ojos y exigió respuestas.—¡Tú me respondes por la vida de mi hijo! ¿Cómo se lo llevaron? ¿Dónde carajo estaban todos los guardias? ¿Creen que he sido un hijo e put4? Pues déjenme decirle, que, si mi hijo no aparece en una hora, van a saber todo lo hijo de put4 que puedo llegar a ser —espetó furioso.Giorgi evitó su mirada, porque sintió que no podía decir nada. Enzo entendió de inmediato lo que pasaba, pero, aun así, no pudo contener su rabia.—¡Tienes que deci
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Capítulo 25. Un nuevo plan
Nicol se quedó viéndolo sorprendido, dirigió su vista a donde vio que la posaba él y se dio cuenta de la chimenea rodada.—¿Acaso piensas que se fue el mismo por allí? —interrogó ella frunciendo el ceño.—No pienso, estoy seguro de que se fue voluntariamente por allí… yo sabía que este castillo tenía muchos pasadizos secretos, he encontrado algunos, pero este no y ese niño es demasiado listo… he conocido personas con el triple de su edad que no tienen su inteligencia, es realmente un pequeño excepcional. Ven ayúdame a encontrar cómo terminar de mover esto para pasar —le pidió. Cuando Enzo se acercó a la chimenea, ella se puso a su lado, él comenzó a moverla, mientras se iba sorprendiendo. La chimenea parecía estar suelta de la pared, Enzo hacía grandes esfuerzos para moverla.—Ayúdame, mueve junto conmigo —a pesar de su petición ella no se movió—. Si eres perezosa, por favor ¡Ayúdame!—Claro que no, solo pienso que debe haber otro mecanismo, ¿Crees que un niño de diez años hubiese po
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Capítulo 26. ¡Haré que me ames!
Sin embargo, Enzo estaba muy lejos de los pensamientos de ella, la miraba con una expresión de ternura, él ya estaba loco por ella, no sabía desde qué momento, si fue cuando la vigilaba mientras se recuperaba de la fiebre, lo que, si era seguro, es que estaba embobado por ella y ahora había encontrado el momento perfecto para demostrarle sus sentimientos, gracias al pequeño tramposo de su hijo.Con un gesto delicado, envolvió suavemente a Nicol con sus manos, comenzando a desnudarla lentamente. Sus ojos brillaban de emoción al descubrir cada centímetro de su cuerpo. —Yo… quizás no he sido el hombre que esperabas que fuera… y tal vez te encontraste uno por completo diferente… pero quiero mostrarte una faceta de mí que solo muestro a quienes me interesan… y tú me importas más de lo que puedas imaginar y de lo que yo jamás pensé que ocurriría —le dijo acariciando su rostro con suavidad. Por un momento ella se removió, queriendo escapar de él, pero Enzo no se lo permitió, se negaba a de
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Capítulo 27. Una difícil decisión.
Nicol se levantó de la cama y empujó a Enzo sin ningún cuidado, mientras él la miraba con interés, la vio exhibirse orgullosamente desnuda, solo para buscar su ropa y vestirse sin ninguna pausa. —Me gustaría que me sacaras de aquí… ya lograste lo que querías, sex0, ya lo tuviste… yo tuve suficiente, no deseo más —dijo con firmeza, el hombre la miró con sorpresa, hasta con un poco de tristeza—. No te enamores de mi Enzo, porque eso te llevará al infierno… y no me mires como si tú fueras inocente y yo una desarmada, estoy siendo todo lo sincera que no fuiste conmigo, por mi parte no hay lugar para más promesas ni desilusiones entre los dos. Enzo entendió el mensaje e intentó guardar alguna dignidad al abrocharse la camisa y colocarse el resto de la ropa con rapidez. Él no quiso presionarla más, temía perderla del todo si insistía en sus sentimientos hacia ella, así que optó por guardar silencio.Mientras Nicol caminaba despreocupada para alejarse lo más posible de Enzo, un sentimiento
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Capítulo 28. Yo también soy tu obligación.
Giorgi se quedó viendo con tristeza a Enzo, comprendiendo lo difícil que era para él tomar aquella decisión, se veía desolado, nunca lo había visto así, aunque le parecía correcta la decisión de enviar al niño con los Ferrari, ellos le darían amor y lo cuidarían, estaría a salvo, ese mundo donde estaban era peligroso y cada vez más los enemigos se multiplicaban, no había lugar seguro para Piero junto a su padre.Pese a ello, pensaba que había algo más en la expresión del hombre y sospechaba que tenía que ver con la chica ojos verdes.—Pasa algo más, ¿Verdad? —inquirió Giorgi, comprendiendo el dolor que aquel hombre sentía en ese momento.—Estuve con Nicol —dijo con un suspiro.—Pero eso es genial ¿Entonces por qué estás tan abatido?—Porque esa mujer no me tolera, me odia con todas las fuerzas de su alma, ella sería capaz de matarme con sus propias manos… —pronunció con la expresión pensativa.—¿Acaso la forzaste para que se acostara contigo? —preguntó Giorgi con preocupación.—Claro
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Capítulo 29. Tu silencio está haciendo víctima a tu hija.
Nicol había tratado de mantenerse dura, todo lo que implicaba sufrimiento para Enzo, era lo que ella más deseaba, porque consideraba que lo tenía merecido, pero nada la preparó para ver a Ziola entrar con un Piero llorando desconsoladamente.La escena era tan desgarradora que rompió el corazón de Nicol, ella sabía que de cierta forma su amenaza había desencadenado esa situación y aunque su intención era acorralar a Enzo, no pensó que el pequeño Piero sería el más perjudicado, se puso a pensar en lo que le dijo el hombre de cómo lo encontró y como lo había cuidado, y se dio cuenta de que el amor que le profesaba el niño a su padre era realmente inmenso.Mientras pensaba en eso, llegó a una conclusión, debía hacer algo para remediar esa situación, quizás pudiera buscar la manera de ganarse al niño, hacerse tan indispensable que ella fuese su escudo en dado caso que Enzo faltara, así no sufriría tanto. Habiendo tomado esa decisión se inclinó frente a Piero.—¿Por qué lloras? —le preguntó
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Capítulo 30. El verdadero verdugo
Nicol se quedó viendo a Enzo, la miraba sin miedo sin dejar de repetir sus palabras.—Anda ¡Anímate! ¿No quieres deshacerte de mí? Esta es tu oportunidad —le dijo mientras le tomaba la mano y la mantenía en su cabeza.—Sí, pero… —no la dejó terminar.—No hay peros, dispárame y quedarás libre. Los dos se quedaron viéndose a los ojos fijamente.—No, te mereces una muerte más trágica, una donde sufras lentamente Enzo, tal y como lo has hecho conmigo.Nicol liberó su mano, Enzo guardó el arma y la tomó por los hombros para mantenerla frente a él, mientras los apretaba ligeramente.—No lo haces es porque en el fondo, aquí —le dijo llevando una de sus manos al pecho de la mujer—. No me odias tanto como quieres hacerme creer… una parte de ti quiere destruirme, pero la otra me ama y esa es la que te impide en este momento accionar esa arma —ante las palabras de Enzo, ella sonrió al mismo tiempo que negaba con la cabeza.—Eres un iluso… pero si eso quieres creer, entonces no voy a contradecir
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